La autopista A10, a unos 40 kilómetros al suroeste de París, se ha convertido en el epicentro de una innovación que podría transformar el transporte eléctrico. En un tramo de casi dos kilómetros cerca de Angervilliers, se ha inaugurado el primer sistema de carga inductiva dinámica del mundo en una vía de alta velocidad. Esta tecnología permite que los vehículos eléctricos se recarguen mientras circulan, sin necesidad de detenerse ni conectarse a un punto físico.
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Por ejemplo, esta tecnología se va a ver en el próximo Porsche Cayenne Eléctrico, gracias a la incorporación de la tecnología de carga inductiva. Este innovador sistema elimina la necesidad de cables, cumpliendo con el objetivo de ofrecer la máxima comodidad al usuario. De este modo, los propietarios del Cayenne Eléctrico simplemente tendrán que estacionar el vehículo sobre una placa base emisora de corriente instalada en el suelo de su garaje.
Una vez alineado, la tecnología inductiva se encargará automáticamente de la transferencia de energía a la batería, permitiendo que el coche se recargue sin que el conductor tenga que preocuparse de enchufar ni desconectar el vehículo a la red.
¿Cómo funciona la carga inductiva en movimiento?
El sistema se basa en el principio de la inducción electromagnética, similar al que utilizan los cargadores inalámbricos de los móviles. Bajo el asfalto se han enterrado unas 900 bobinas de cobre emisoras, distribuidas a lo largo del tramo experimental. Estas bobinas, alimentadas por cables eléctricos situados junto a la carretera, transmiten energía a los vehículos equipados con receptores especiales en sus bajos.
Cuatro prototipos están siendo utilizados en esta fase de pruebas: un Toyota bZ4X, un utilitario, un autobús y un camión DAF XF. La potencia media transmitida ronda los 200 kW, con picos de hasta 300 kW. En la práctica, esto se traduce en una ganancia de autonomía de uno a tres kilómetros por cada kilómetro recorrido, dependiendo del tipo de vehículo.
Una tecnología cara
El coste de esta innovación es, por ahora, su principal obstáculo. Electrificar cada kilómetro de autopista con este sistema cuesta aproximadamente 13 millones de euros, que cubren tanto la construcción del tramo como las campañas de medición y evaluación técnica. Cabe recordar que el precio medio del kilómetro de autopista construido en España en la actualidad se sitúa alrededor de los ocho millones de euros.
Por lo tanto, este tramo de la A10 se ha convertido en una de las autopistas más caras del mundo por kilómetro construido. Además, la eficiencia energética del sistema se sitúa en torno al 85%, lo que implica una pérdida del 15% en la transferencia de energía. A pesar de ello, los primeros resultados son prometedores y apuntan a un futuro en el que los vehículos eléctricos podrían reducir el tamaño de sus baterías y eliminar las paradas para recargar.
El gran beneficiado
El consorcio detrás del proyecto —formado por Vinci Autoroutes, Electreon, Hutchinson y la Universidad Gustave Eiffel— ve en el transporte de mercancías el principal campo de aplicación. Los camiones eléctricos podrían beneficiarse enormemente de esta tecnología, reduciendo emisiones de CO₂ y costes operativos al prescindir de baterías de gran capacidad.
Así, el transporte de mercancías por carretera se convertirá en el gran beneficiado de esta tecnología cuando se disemine por toda la red de autopistas europeas. Aunque aún está en fase experimental, la carga inductiva dinámica podría ser clave para acelerar la transición hacia una movilidad más sostenible. ¿El inconveniente? El elevado precio por kilómetro, si bien el potencial de esta tecnología es incuestionable.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.
