El coche moderno es casi un ordenador con ruedas, y está repleto de los ya famosos microchips. Pero estos se acompañan de varias problemáticas asociadas, desde la dependencia de su producción exterior (la mayoría se fabrican en Japón y Corea) hasta la eficiencia de funcionamiento.
La tecnología suele ser la solución a los problemas técnicos, pero no a los geopolíticos. Sin embargo, Bosch acaba de anunciar unos nuevos semiconductores que pueden resolver ambos inconvenientes a la vez. La producción ya ha comenzado, y estos microchips ya están disponibles para los fabricantes. Los primeros modelos podrían llegar ya en 2023.
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Microchips europeos
Para empezar, los nuevos microchips son de carburo de silicio, a diferencia de los convencionales, que son solo de silicio. Y el material extra permite, entre otras ventajas, reducir el calor asociado a su funcionamiento hasta en un 50%.
Pero, además, estos chips se producirán en Alemania, liberando así a la industria del automóvil europea de la actual dependencia que tiene de la producción exterior, y que, en la actualidad, por el desabastecimiento, está provocando parones en las fábricas de coches, falta de unidades en los concesionarios y retrasos en las entregas a los compradores.
Menos calor, más eficiencia
La electrónica genera calor, como se puede apreciar en un móvil, por ejemplo, y este calor implica pérdida de rendimiento y eficacia generales. Y en un coche, especialmente si es eléctrico y equipa una batería grande, puede resultar excesivo.
Lograr contener el aumento de temperatura hasta en un 50% es un avance que roza la revolución. Y puede ser la diferencia entre tener que montar un sistema de refrigeración asociado, o no, lo que a su vez podría ayudar a reducir los costes de cada modelo producido.
Más autonomía para los eléctricos
En un coche eléctrico, según Bosch, contar con estos nuevos semiconductores derivará en un aumento de la autonomía del vehículo, gracias a que toda la red electrónica se calentará menos y el sistema de refrigeración (que llevan casi todos los eléctricos, salvo los más pequeños y asequibles) no tendrá que trabajar tanto.
Como el sistema demandará menos energía de la batería para mantener la temperatura, esta durará más y se podrán recorrer más kilómetros. Y lo mismo sucederá en las recargas, especialmente en postes rápidos, que suelen ‘calentar’ mucho la batería y, con estos nuevos chips, el tiempo de carga podría bajar.
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