El siguiente hecho sucedió en Santiago de Chile, cuando una familia de Estados Unidos llegó al país y cogió un taxi para ir a zona ubicada a veinte minutos del aeropuerto.
Lo que no sabían era que el conductor era un estafador, y el viaje costó alrededor de 2.000 euros. Ante la denuncia de los pasajeros, que llamaron a la policía, el chófer decidió escapar, pero con ellos dentro del vehículo. La persecución quedó registrada.
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