Un concesionario diferente. Minimalista y sencillo, tanto como eficaz y agradable. Y donde no se venden coches… Porque los Polestar, por el momento los modelos 2 y 3, se siguen comprando en la web de la marca sueca, aunque ahora también se pueden conocer, configurar e incluso conducir en Madrid.
En un antiguo centro de Ferrari, cosas de la era de la electrificación, en la Avenida de Burgos 114, Polestar ha inaugurado su segundo espacio propio en España, tras el que puso en marcha en mayo del año pasado en Barcelona. Su función es informar a potenciales compradores de sus productos y acompañarles en el proceso de cerrar la operación… si es que deciden hacerlo.
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Porque los especialistas de la marca, propiedad al 50% de Volvo y el grupo Geely, no tienen objetivos comerciales en su actividad, su remuneración es independiente de las ventas. Es así porque su función es la del asesoramiento, evitando trasladar la presión de los resultados a los clientes.
Y eso que Polestar pretende crecer este año un 60% en todo el mundo, pasando de sus 50.000 matriculaciones de 2022 a las 80.000 en 2023. Para conseguirlo consideran importantes sus espacios propios, una estrategia que ha refrendado la actividad durante ocho meses del ubicado en la Ciudad Condal: el 50% de las ventas a particulares en España durante el ejercicio anterior se realizaron en Cataluña.
Un protagonista muy especial
Con motivo de la apertura del centro de Madrid se exhibe en sus instalaciones el Precept. Se trata del prototipo que adelanta las líneas generales de lo que será el Polestar 5, la berlina de altas prestaciones que debería estar en el mercado antes de acabar el año.
Y el Precept (precepto, en inglés) se convirtió en el otro gran protagonista de la jornada de estreno, con un diseño espectacular, unas soluciones muy avanzadas y todo un despliegue tecnológico que se ajusta al camino de eficiencia y sostenibilidad minimalista que impulsa a la marca.
El Precept estuvo acompañado por su creador, Nahum Escobedo, un diseñador de origen mexicano que ha dirigido todo el proceso de desarrollo de este prototipo y del próximo Polestar 5.
El resultado de su trabajo es un coche de aspecto imponente, musculoso pero de líneas muy fluidas, con puertas de apertura opuesta y sin pilar central para facilitar el acceso al habitáculo (una concesión que seguramente no se verá en el modelo definitivo).
Un interior en el que se mantiene la sencillez y el estilo nórdico, suprimiendo todo aquello que no aporta nada al conductor y su tarea. Los materiales reciclados, como botellas de plástico o redes de pescas, están muy presentes en acabados y guarnecidos.
Tampoco pasa desapercibida su pantalla de conectividad, información y entretenimiento de 15 pulgadas posicionada verticalmente. Entre sus muchas funciones resulta llamativo el reconocimiento del conductor al aproximarse, cargando así sus configuraciones y preferencias particulares.
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