Las berlinas no están muertas, pero sí es cierto que su presencia en el mercado ha perdido mucho peso. De las que aguantan, la mayoría pertenecen al sector prémium y en modelos de tamaño considerable (del segmento D en adelante), motivo por el que parece normal que Peugeot tenga claro que debe adoptar un enfoque similar con su 508.
Es una de las pocas berlinas generalistas que quedan a la venta, pero desde que la actual generación vio la luz en 2018, la firma francesa dejó muy claro que quería situarse lo más cerca posible de las marcas de nivel más alto. Ahora, su puesta al día llega para pulir un concepto que ya era bastante redondo de por sí.
Para tratarse de una actualización de mitad de ciclo de vida, trae consigo novedades importantes a nivel estético. Su atlética silueta (4,75 metros) sigue intacta, pero ha renovado completamente su frontal, con una parrilla mayor e integrada en la carrocería, enmarcada por unos faros Matrix LED más finos y que lucen las características luces diurnas en forma de tres garras. Además, suma nuevos colores de carrocería, llantas y el nuevo logo de Peugeot.
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Mención especial merece el 508 Peugeot Sport Engineered (PSE), la versión más deportiva de la gama y que ofrece una imagen más agresiva gracias a la parrilla negra, a los detalles en verde lima, como las pinzas de freno, y a los apéndices aerodinámicos presentes tanto en el paragolpes delantero como en el trasero.
Un interior único en el mercado
Si por el exterior el 508 atrae miradas, el interior es realmente su aspecto diferencial. Presenta un habitáculo con una configuración única en el puesto de conducción, algo que puede polarizar opiniones, pero que seguramente no deje indiferente a nadie. No hay otro modelo que ofrezca algo parecido.
La marca francesa sigue fiel al Peugeot i-Cockpit, que en este caso presenta un salpicadero organizado en dos alturas.
Se sitúan en la superior tanto las salidas de ventilación como el cuadro digital, de 12 pulgadas, completamente configurable y cuya línea de visión es limpia por encima del volante achatado en sus extremos.
En la segunda, el protagonista es el sistema multimedia i-Connect Advanced, que emplea una pantalla de 10 pulgadas, funciona de manera muy ágil y responde rápidamente al tacto. Además, cuenta a su favor con que, justo por debajo, dispone de una suerte de teclado, similar al de un piano, con botones analógicos para acceder de manera rápida a las funciones principales, lo que agiliza el uso.
Presenta mejoras en el navegador conectado TomTom, que recibe actualizaciones remotas, y en la conectividad, pues pueden conectarse de manera inalámbrica hasta dos móviles a la vez. Además, reconoce comandos de voz naturales para activar funciones como llamadas de teléfono, control del climatizador o acceso a aplicaciones.
En términos generales, la calidad interior es notable incluso desde el nivel de acabado de acceso. También destaca lo espacioso que es en cualquiera de las plazas (aunque en las delanteras se puede disfrutar de funciones como el masaje), y la capacidad de su maletero no varía en las versiones híbridas enchufables: 487 litros en la berlina y 530 litros en el SW familiar.
Llega la versión PHEV que faltaba
La oferta mecánica del modelo ha evolucionado desde su lanzamiento y, hasta ahora, se encontraba claramente dividida entre las versiones de acceso térmicas (dos motores gasolina y diésel de 130 CV) y las híbridas enchufables, con una primera de 225 CV y la superior de 360 CV, con tracción a las cuatro ruedas y de marcado carácter deportivo, el Peugeot 508 PSE.
Había, pues, un salto considerable entre ambos escalones, un hueco demasiado grande que viene a solventar la novedad mecánica de esta actualización, el PLUG-IN HYBRID 180 e-EAT8. Este combina un motor gasolina 1.6 de 150 CV con otro motor eléctrico de 110 CV, ambos asociados al eje delantero, para conseguir una potencia conjunta de 360 CV y un par máximo de 360 Nm.
Aunque se trate del pequeño de los PHEV, presenta una configuración más que solvente, con un rendimiento suficiente para mover con soltura al modelo (de 0 a 100 km/h en 8,2 segundos) y un buen equilibrio entre rendimiento y eficiencia.
Sobre el papel, gasta entre 1,1 y 1,5 litros casa 100 kilómetros, pero este dato teórico se basa en el ciclo de homologación WLTP aprovechando por completo la batería de 12,4 kWh de capacidad. Esta le le otorga hasta 64 kilómetros de autonomía eléctrica y, con ello, la etiqueta Cero de la Dirección General de Tráfico.
En conducción real, el enfoque es distinto. La toma de contacto fue de unos 300 kilómetros, la mayoría de ellos por autopistas (un 75%) y el resto principalmente por carreteras secundarias, con muy poca ciudad. Se optó por el modo de conducción Hybrid, en el que todo el sistema actúa en conjunto.
El resultado fue un consumo de solo 4,7 litros cada 100 kilómetros, así como casi un 25% de batería de restante, cifras notables, sobre todo si se tiene en cuenta que es un ámbito en el que al apartado eléctrico y su posibilidad de circular en modo cero emisiones no se le puede sacar tanto partido.
Además, el Peugeot 508 transmite unas sensaciones de conducción francamente buenas. Para empezar, el aislamiento acústico es reseñable, apenas entrando ruido exterior en el habitáculo. También destaca el aplomo con el que se mueve y la estabilidad que transmite en todo momento, gracias a ventajas obvias respecto a los SUV de la misma categoría, como su centro de gravedad más bajo.
Del sistema de propulsión hay que destacar la suavidad con la que entrega la potencia, ya sea con el bloque eléctrico actuando en solitario o con el sistema al completo, que, además, se muestra contundente cuando se le exige, en situaciones, como, por ejemplo, una incorporación o al hacer un adelantamiento en vías secundarias.
En este tipo de carretera con curvas, saca a relucir una dirección bastante directa, sobre todo para lo esperable en segmento, y también sorprende una suspensión firme que, en los resaltos más voluminosos, hace llegar a los ocupantes el obstáculo en lugar de filtrarlo mucho. Es el precio a pagar por disfrutar luego de una pisada más firme y sin muchos cabeceos en las curvas.
El precio del Peugeot 508
El francés sigue siendo un modelo generalista, pero aspira a rivalizar con las berlinas prémium más establecidas, algo que queda patente a nivel de equipamiento y de diseño.
Esto, en parte, justifica un precio que arranca en 42.110 euros, pero que salta hasta los 51.110 euros si se quiere disfrutar de la etiqueta Cero. La variante PSE, que juega en otra liga por enfoque y rendimiento, está disponible desde 70.060 euros. Además, optar por la versátil carrocería SW implica un sobreprecio de 1.200 euros.
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