A su paso por Gipuzkoa, las autopistas AP-8 y AP-1 son un laboratorio de asfalto en el que la Diputación guipuzcoana ensaya las carreteras del futuro, aquellas que se comunicarán con los coches autónomos para que nadie se salga del carril. El proyecto iEXODDUS, con financiación de la Unión Europea, es el nuevo paso para que la conducción automatizada sea un éxito antes o después.
Se trata de un ensayo a base de cámaras inteligentes, sensores, comunicación por bluetooth y redes 5G, elementos clave para que las autopistas inteligentes y los coches se entiendan entre sí al instante.
La infraestructura recibirá información de los vehículos que pasen por allí y, a la vez, lanzará avisos a los vehículos con el objetivo de que ninguna circunstancia suponga una sorpresa: lo conocerán todo (las obras, los accidentes, la lluvia o las averías) en cuanto suceda.
Más información
La tecnología la aporta el departamento de Infraestructuras Viarias, que lleva años trabajando en I+D al servicio del transporte inteligente, la seguridad vial y la eficiencia energética por medio de Gipuzkoa Living Lab, y que en parte ya está desplegada.
De hecho, el sistema de balizas y cámaras de visión artificial de última generación de la AP-8 y la AP-1 ya sirve para enviar alertas en tiempo real a los vehículos actuales con tecnología V2I (del inglés vehicle to infrastructure), es decir, aquellos capaces de comunicarse con las infraestructuras.
Autopistas inteligentes en Gipuzkoa
El objetivo oficial de iEXODDUS, dentro del programa Horizon de i+D de la Unión Europea, es la “mejora de la percepción de los vehículos para la autonomía total”, de modo que, en efecto, las autopistas inteligentes detecten sin fallos quién se mueve sobre ellas y qué ocurre a pie de vía y en su entorno.
De 2024 a 2027, este proyecto, con un presupuesto de cinco millones de euros y en el que participan empresas como Ceit, Tecnalia, Ferrovial y Ford, se desarrollará a través de siete áreas de trabajo.
En una de ellas participa Gipuzkoa con sus carreteras, que resultan de especial interés para Europa porque conectan España con Francia con un elevado tráfico de vehículos pesados. La tecnología se probará también en vías de Austria, Alemania y Turquía.
Los trabajos están en su fase inicial; además de usar los dispositivos de Living Lab Gipuzkoa en la AP-8 y la AP-1, la UE financiará la adquisición e instalación de más tecnología.
Se colocarán nuevos sensores, más cámaras y más balizas, tanto al aire libre como en túneles, para que las incidencias se gestionen en continua conexión y sin interrupciones.
Cuando todo esté desplegado, la tecnología servirá para simular un escenario perfecto para la conducción autónoma, pero también para comunicarse con los coches actuales y enviar mensajes de seguridad a los que puedan recibirlos.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram