Los fabricantes chinos de automóviles han sufrido unos primeros seis meses muy duros a causa de la crisis financiera global, y se espera que lo que queda de año sea todavía peor por la ralentización económica mundial y local.
De hecho, los grupos automovilísticos con lazos fuertes en el exterior, como SAIC Motor Corp, ven como todavía sus ganancias crecen, pero los que no exportan sufren un claro retroceso en sus ventas, según los los expertos. Solo los que han logrado exportar a países emergentes como Ucrania, Indonesia o Sri Lanza, pueden sortear la crisis y tener un cierto colchón de ventas y beneficios frente a la debilidad del mercado interior.
Por ejemplo, Geely, otra de las grandes marcas nacionales, vendió un 9% menos de coches en China, aunque sus exportaciones se triplicaron. Victor Yang, uno de sus portavoces, explicó que el objetivo de la marca es vender 90.000 coches fuera del país este año, frente a los 40.000 comercializados el anterior. Para 2016, esperan alcanzar los 300.000 vehículos. De hecho, Li Shufu, presidente y fundador de la marca, indicó que en 2016 pretenden vender más coches fuera que dentro del gigante asiático.
“Este es un año muy duro para los fabricantes, sean pequeños o grandes. El 2011 no fue bueno porque los incentivos (ayudas gubernamentales) desaparecieron, pero es mucho peor ahora, que la economía va mal”, dijo Zhan Xin, un analista del sector. “Es un golpe por partida doble”.
La Asociación de Fabricantes de Automóviles de China mantiene una previsión de crecimiento del 5 al 8% para el sector este año, muy lejos de los aumentos brutales del 46 y 32% de los años 2009 y 2010. El crecimiento entre enero y julio en el país fue del 3,6%, colocando a China en unos números semejantes a los obtenidos en los años noventa.
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