Riesgo de averías: lo que nunca se debe hacer al girar el volante del coche

Girar el volante correctamente evita el desgaste de piezas fundamentales del coche, previniendo fallos mecánicos y problemas de seguridad.

Dirección coche
La dirección se debe tratar con cuidado. | Getty Images

El sistema de dirección de un coche permite controlar las ruedas delanteras, facilitando el movimiento en las curvas y rectas. Su funcionamiento depende de varios componentes clave, como el volante, la columna de dirección, la cremallera y el piñón. Estos elementos se combinan para convertir el giro del volante en un movimiento lateral de las ruedas, permitiendo al conductor mantener un control preciso sobre el vehículo en cualquier situación.

El volante es el punto del sistema de dirección que está en contacto con el conductor. De manera sencilla, se puede describir el proceso: al girar el volante, la columna de dirección transfiere el movimiento a la cremallera, que mueve las ruedas de un lado a otro. La cremallera y el piñón son fundamentales para transformar el movimiento circular del volante en un movimiento lineal. En los coches modernos, este proceso suele estar asistido por un dispositivo hidráulico o eléctrico, que reduce el esfuerzo necesario para mover el volante.

Los sistemas de dirección asistida, ya sean hidráulicos o eléctricos, ayudan a reducir la resistencia que el conductor siente al girar el volante. Estos sistemas permiten que el vehículo gire con mayor facilidad y confort. Además, la dirección asistida ofrece una mejor respuesta y un manejo más suave, reduciendo el esfuerzo necesario, especialmente en maniobras a baja velocidad o al estacionar, donde es esencial tener un control preciso de las ruedas. Es importante no hacer fuerza con el volante cuando se cuenta con un sistema de dirección asistida.

El giro máximo de la dirección

Girar la dirección hasta el tope forzando el sistema puede causar problemas graves. Uno de los principales riesgos es el desgaste prematuro de la cremallera de dirección. Este componente, al estar sometido a un esfuerzo extremo, pierde su alineación y puede causar una conducción menos precisa, además de generar vibraciones en el volante que afectan la seguridad y comodidad del manejo.

Otro riesgo al forzar la dirección hasta el máximo es el deterioro prematuro de los neumáticos. Las ruedas, al girar en ángulos extremos, sufren un desgaste desigual que puede acortar su vida útil. Este desgaste irregular afecta la estabilidad del vehículo y puede provocar problemas de tracción, especialmente en condiciones de carretera mojada o resbaladiza, comprometiendo la seguridad de los ocupantes.

Suspensión y dirección asistida

El sistema hidráulico de dirección asistida también sufre cuando se gira el volante hasta el final. Este esfuerzo adicional somete a las bombas y mangueras hidráulicas a una presión excesiva, lo que puede generar fugas o fallos en el sistema. La bomba de dirección, diseñada para reducir el esfuerzo del conductor, se ve sobrecargada y esto puede derivar en costosas reparaciones o incluso en la sustitución del sistema completo.

La suspensión del coche también puede verse afectada por estas maniobras. Al forzar la dirección al límite, se genera tensión adicional en los componentes de la suspensión, reduciendo su capacidad de absorción de impactos. Esto da como resultado un manejo menos cómodo y mayor inestabilidad, afectando tanto al confort como a la durabilidad general del sistema de suspensión.

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