Hay que partir de la base de que el Porsche no es un eléctrico cualquiera. Ni tampoco al alcance de muchos. Teniendo en cuanta tales consideraciones, su última actualización ofrece unas experiencias de viaje, conducción y recarga que también pueden catalogarse como excepcionales.
Se puede comprobar en un desplazamiento tan asequible para el Taycan como frecuente para muchos españoles. Un viaje entre Madrid y Valencia demuestra que este Porsche sin emisiones está diseñado y preparado para mucho más. Es una evidencia al comprobar que su batería, en cualquiera de sus versiones, alcanza los 105 kWh (97 netos). Una capacidad importante que, sin embargo, no permitiría disfrutar de su enorme potencial de no contar con una red de recarga que permita hacerlo.
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Porsche es una marca especial, de esas denominadas prémium, que quiere ofrecer prestaciones únicas a sus clientes en todos los aspectos. También en la recarga. El Taycan fue el primer coche de serie que ofreció una tensión de carga de 800 voltios, frente a los 400 voltios habituales. Gracias a ello, la potencia de carga es más elevada y constante, con lo que el tiempo necesario para este proceso se reduce de forma significativa.
Toda la tecnología que Porsche ha aplicado al Taycan se traduce en la posibilidad de cargar la batería hasta 320 kW, que son 50 kW más que en la versión anterior. Por ejemplo, admite una carga de 300 kW durante cinco minutos de forma estable, llevando el porcentaje disponible del 10% al 80% en solo 18 minutos.
La información más fiable
Otra de las grandes ventajas del Porsche Taycan, no exclusiva de la marca pero sí poco frecuente por el momento, es el acceso a una información completa y fiable de la gestión de la energía. La combinación de su sistema de navegación con la base de datos de punto de recarga y el estado de la batería (incluyendo la temperatura que tanto influye en la velocidad) permite que el conductor tenga controlada en todo momento la situación a la que se enfrenta.
La ansiedad de la autonomía es muy inferior cuando se sabe mucho más que el simple porcentaje de carga de la batería. Con el software Porsche Charging Map es posible planificar los viajes y acceder a información en tiempo real sobre el estado del tráfico, la autonomía disponible en cada instante, los puntos de carga disponibles, la velocidad a la que se realizará y la duración de esta.
Por si fuera poco, el guiado de ruta activa es capaz incluso de preparar la batería para que el siguiente proceso de carga sea óptimo. Es decir, la tecnología libera al usuario de gran parte de responsabilidad, automatiza procesos que pueden resultar muy complejos, garantiza la movilidad en todo momento y lleva la experiencia de la conducción eléctrica al siguiente nivel.
Deportividad y eficiencia
El Taycan es un extraordinario coche eléctrico, pero sin dejar de atesorar todas las cualidades de deportividad que definen a Porsche. La gestión del consumo permite obtener promedios de 25 kWh cada 100 kilómetros recorridos, sin renunciar a ningún elemento de confort (como la climatización) y disfrutando de unas prestaciones excepcionales.
Y es que el Taycan alcanza en su versión Turbo un rendimiento de 700 kW, nada más y nada menos que 952 CV. Por si ello fuera poco, dispone de un sistema denominado Push 2 Pass (pulsar para adelanta, en castellano), que entrega 70 kW añadidos disponibles durante 10 segundos. La sensación es de las que merece la pena experimentar, el empuje brutal del motor eléctrico permite realizar adelantamiento que en otras circunstancias podrían verse más comprometidos.
El Taycan acelera a de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos, un tiempo comparable al de un Fórmula 1. Y el inagotable par motor regala unas reacciones tan inmediatas y contundentes que su conducción tiene poco que ver con la de cualquier coche de combustión, incluyendo modelos de alta gama.
Y lo mejor del caso es que lo hace todo con facilidad y seguridad. En autovía el aplomo es impresionante, incluyendo una suspensión hidráulica adaptativa, dotada de una propia unidad de control que ajusta su regulación de forma constante a la conducción y el estado de la carretera.
Moverse en el Taycan es como hacerlo en una alfombra mágica, con una sensación de comodidad y control que hay que tener muy en cuenta: se puede circular tan rápido y con tanta facilidad a su volante que la percepción de velocidad llega a ser engañosa.
La experiencia de carga
Más allá de las innumerables cualidades dinámicas del Taycan, lo que define a esta propuesta de Porsche ante todo es su condición de eléctrico. Como ya se ha mencionado, para la marca el compromiso de carga debe estar al nivel del resto del conjunto, que es muy alto. Y lo cierto es que cumple sobradamente con el compromiso.
En la ruta con salida a Madrid y con destino a Valencia, el Taycan se pudo recargar en un punto de alta velocidad de hasta 240 kW. El coche prepara la batería, sabiendo que la detención se va a realizar allí, para que se encuentre a la temperatura más adecuada para el proceso. Una vez realizada la conexión entre el cargador y el puerto del vehículo, la transmisión de energía comenzó a una velocidad de 240 kW.
La parada de conexión y desconexión, más la pausa mínima para un refrigerio y otras necesidades, requirió en total 25 minutos. Al finalizar el proceso, la carga había bajado a 150 kW, pero la batería había recuperado su 100% desde un 55% y el Taycan estaba listo para seguir disfrutando con total tranquilidad y al ritmo de un genuino Porsche durante varios cientos de kilómetros más.
Ventajas para unos pocos… por ahora
El Porsche Taycan, obvia y lamentablemente, es un coche para unos cuantos privilegiados. El Turbo S tiene un precio base de 217.106 euros, cantidad al alcance de pocos bolsillos. La cantidad elevada se justifica por su avanzada tecnología, sus prestaciones y una batería costosísima que permite alardes inalcanzables para la mayoría de los actuales vehículos sin emisiones.
Eliminando de la ecuación el inconveniente serio del coste de todo ello, lo esperanzador de que existan coches eléctricos como el nuevo Taycan es que demuestra que la ingeniería puede llegar a niveles muy ambiciosos con su desarrollo constante.
Y lo que hoy es patrimonio exclusivo de los automóviles más exclusivos y caros, quizá algún día llegue a popularizarse y permita a un colectivo más numeroso experimentar la misma excelencia. No será pronto, sin duda, pero el futuro está cada día un poco más cercano.
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