Son muchas las historias marcadas por problemas en talleres mecánicos, pero pocas tan largas como la de este Porsche 911: pasó más de una década en manos de un mismo mecánico.
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En 2008, una investigadora de la Universidad de Oxford compró un Porsche 911 Targa de 1997, perteneciente a la generación 993, que fue la última que montaba motores refrigerados por aire.
Aunque lo condujo solo en contadas ocasiones, en una de ellas sufrió un percance: la carretera estaba mojada y, al pasar por un bache, los bajos del coche recibieron un golpe. El impacto provocó una fuga de aceite que, al día siguiente, impidió que el deportivo alemán arrancara.

Más de una década
Contactó con un mecánico para que se encargara de la reparación, pero lo que parecía un arreglo rutinario se convirtió en una odisea de 11 años. El mecánico se comprometió a hacer su trabajo en 2008 cuando el Porsche 911 llegó al taller: lo mismo hizo en 2012 y 2016. Podría tratarse de la reparación más larga de la historia.
Cada vez que la propietaria solicitaba información sobre el avance de la reparación, el mecánico respondía que estaba casi terminada, pero nunca ofrecía detalles concretos. Según su abogado, un plazo de un año habría sido más que suficiente para completar todos los arreglos.

Ella aceptó ampliar el plazo estimado para la reparación, mientras el mecánico continuaba solicitando pagos. Antes de comunicarle que era necesario reconstruir el motor y que debía abonar una tarifa de almacenamiento, ya le había cobrado 9.000 libras (unos 10.750 euros al cambio actual).
En 2016, encontró a otro profesional dispuesto a reparar el Porsche 911. Fue entonces cuando la situación se complicó aún más: según recoge el Daily Mail, pidió al primer mecánico que le devolviera el coche, pero este se negó, exigiendo el cumplimiento de varias condiciones antes de entregarlo.

El coche, desmontado y tirado
Cuando ella le comunicó su intención de emprender acciones legales, el mecánico respondió exigiendo más dinero por haber almacenado el Porsche durante todos esos años. Incluso llegó a afirmar que el deportivo le pertenecía, alegando que la propietaria se negaba a pagarle lo que, según él, le debía. En 2022, desmontó el motor, la caja de cambios y otras piezas, y dejó el resto del coche abandonado cerca de la vivienda de la dueña.
La que podría ser la reparación más larga de la historia acabó en los tribunales, donde el juez falló a favor de la propietaria, alegando, entre otros motivos, incumplimiento de contrato. Además, reconoció que el Porsche 911 tenía un valor especial para ella: lo conducía solo en ocasiones puntuales y no lo utilizaba como vehículo habitual. Como compensación, recibió una indemnización de 114.000 libras (unos 136.120 euros).
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