La reciente eliminación de las zonas de bajas emisiones (ZFE en francés) en todo el país galo ha generado un intenso debate. Esta medida, que revierte una política medioambiental clave, sorprende a muchos y plantea interrogantes sobre el futuro de la calidad del aire en las ciudades francesas. La decisión ha sido recibida con alivio por algunos sectores, mientras que otros expresan preocupación por el impacto ecológico.
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Los defensores de la eliminación argumentan que las ZFE imponían una carga económica significativa a los hogares con vehículos más antiguos, limitando su libertad de movimiento y afectando a las clases más desfavorecidas. Para ellos, la supresión de estas zonas representa una victoria para la economía familiar y la equidad social, permitiendo una mayor flexibilidad en el uso del transporte privado.

Vía libre a los más contaminantes
Sin embargo, voces críticas advierten sobre las posibles repercusiones negativas para la salud y el medioambiente. La reintroducción de vehículos más contaminantes en áreas urbanas podría provocar un aumento en los niveles de polución, afectando la calidad del aire y contraviniendo los objetivos climáticos. La decisión francesa contrasta con las tendencias de otros países europeos.
La eliminación de las ZFE en Francia sienta un precedente considerable. Este cambio de rumbo podría influir en futuras políticas de movilidad sostenible no solo en Francia, sino en toda Europa. Queda por ver cómo evolucionará la situación y qué nuevas estrategias se implementarán para equilibrar la libertad de circulación con la imperante necesidad de proteger el medioambiente y la salud de los ciudadanos.

40 millones de conductores
Uno de los principales grupos más beligerantes, durante los últimos años, en contra de las zonas de bajas emisiones en Francia, es la organización 40 millions d’Automobilistes (40 millones de conductores, en español) que ha declarado ante los medios su alegría por esta decisión.
Y es que, desde muchos puntos de vista, las zonas de bajas emisiones en Francia están vistas como una medida injusta que afecta a diario a millones de conductores., ya que según sus detractores, favorecía a las personas con mayor poder adquisitivo sobre el resto de ciudadanos.
Para ellos, los ricos podían adquirir un coche que cumpliera la normativa con menos esfuerzo para sus bolsillos. Esto rompía el principio de igualdad del resto de franceses. Además, la supresión de las ZBE ha llegado como una propuesta, tras el trabajo que una comisión especial, para aprobar una nueva ley en Francia, la de simplificación de la vida económica.
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