En España ruedan actualmente más de 30.000 vehículos que pueden recargar sus baterías en la red, entre eléctricos puros e híbridos enchufables. Estos últimos son hasta el momento la solución más polivalente que ofrece la transición energética en el transporte. Combinan un motor térmico generalmente de gasolina para afrontar viajes por carretera con autonomía suficiente y a la vez otro eléctrico para reducir el consumo de combustible del térmico o poder funcionar por zonas urbanas sin emitir gases contaminantes.
La ventaja de los híbridos enchufables (sobre el híbrido que no lo es) radica en que puede aprovechar el máximo de su energía eléctrica acumulada en sus baterías. Tras unas pocas horas conectado a la red doméstica dispone de toda su autonomía eléctrica, mucho mayor que en los híbridos no enchufables (apenas 5 kilómetros máximo) gracias a baterías más capaces y que dotan al vehículo de entre 30 y 50 kilómetros de funcionamiento en modo solo eléctrico, siempre a velocidades moderadas.
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Los híbridos enchufables, como la mayoría de las nuevas tecnologías aplicadas al automóvil, requieren una adaptación, un cambio de chip para sacarles todas las ventajas que ofrecen. Los consejos para obtener su máxima eficiencia se centran en tres puntos
Alargar la vida de la batería
Para ello conviene mantenerla siempre cargada cerca de su máxima capacidad (válido también para vehículos eléctricos puros) ya que, al igual que ocurre con los dispositivos como teléfonos u ordenadores, un estado bajo de energía provoca que sus elementos internos se oxiden, perdiendo más rápidamente su vida útil de almacenamiento. En los vehículos híbridos enchufables hay que contar que la batería se recarga además con los dispositivos de aprovechamiento de la energía, recuperando las fuerzas generadas al frenar o por la propia inercia del vehículo al rodar y la transforman en electricidad, que garantizan regularmente una carga mínima de la batería pero nunca llega a cargarla al completo.
No gastar gasolina
En la mayoría de los casos las necesidades de desplazamiento cotidiano pueden cubrirse en modo eléctrico, sin necesidad de que el motor térmico de los híbridos enchufables intervenga. Cargar por la noche en el domicilio y durante el día en el centro de trabajo o en el aparcamiento garantiza una autonomía más que suficiente para la mayor parte de los automovilistas. Además, si en el trayecto rodamos por carretera y la necesidad de potencia requiere el funcionamiento del motor térmico, tener la batería cargada ayudará a que el funcionamiento de apoyo del motor eléctrico rebaje de forma importante el consumo de gasolina, en algunos casos reduciéndolo a la mitad. Sin carga de batería, el motor térmico asumirá todo el trabajo, que será incluso más elevado que en un coche convencional al tener que mover una masa mayor debido al peso de las baterías y del propio sistema híbrido.
El aspecto medioambiental
Cuanto más carga eléctrica tenga la batería menos emisiones producirá el vehículo durante su recorrido. El objetivo es conseguir rodar el máximo posible de kilómetros en modo eléctrico y reducir en lo posible su huella de CO2 y NOx en la atmósfera. Muchos híbridos equipan una función en su ordenador que mide la eficiencia de la conducción practicada y enseña a manejarlos para mejor aprovechar la energía disponible en cada momento, ya sea eléctrica, térmica o ambas combinadas. Si se usan los híbridos enchufables siempre del modo térmico, el resultado final es que gastarán más que un vehículo térmico convencional y por consiguiente contaminará también más.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.