Las lecturas del odómetro determina en gran parte el valor de un vehículo usado, y muchos compradores a prefieren pagar un poco más por un coche que haya recorrido menos kilómetros.
La decisión de comprar un coche con pocos kilómetros depende en gran medida de su antigüedad. El consejo habitual: buscar un vehículo que haya recorrido menos de 15.000 kilómetros al año. Por lo tanto, si se compra un coche del año 2015, sería recomendable que tenga 150.000 kilómetros o menos.
Comprar un automóvil usado con menos de siete años de antigüedad significa que aún podría estar cubierto por una garantía de fábrica siempre y cuando el vehículo no haya recorrido más de una cierta cantidad de kilómetros.
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Si bien es cada vez más común que los fabricantes ofrezcan garantías de kilometraje ilimitado, el promedio ronda los 150.000 a 200.000 kilómetros.
Por qué no comprar un coche con pocos kilómetros
Dejar un coche estacionado sin conducir es una de las peores cosas que se le puede hacer a un vehículo, y es parte de la razón por la que los intervalos de servicio tienen secciones temporales y no solo de kilómetros recorridos.
El mayor problema que puede tener un coche si no se conduce con frecuencia es el deterioro de las piezas de goma, como las juntas y los componentes de la suspensión. La goma necesita un tratamiento para mantener sus propiedades; sin este, se vuelve quebradiza y puede desmoronarse.

Esto significa que, en el mejor de los casos, comprar un automóvil que no se ha conducido mucho es susceptible de sufrir fugas de aceite y ruidos en la suspensión y, en el peor de los casos, necesitar una reconstrucción completa del motor y un reemplazo de la suspensión.
No sólo eso. A veces puede ser incluso más grave, con el deterioro de las líneas de combustible y frenos si un automóvil se deja estacionado durante un período prolongado de tiempo.
El tiempo que tardan estos componentes en descomponerse y fallar depende completamente del clima en el que se deja el automóvil. Los ambientes cálidos y secos, pueden acelerar el deterioro de los componentes de caucho, por lo que podrían pasar entre uno y cinco años antes de que queden inutilizables si se dejan sin usar.

El óxido es una preocupación menor, pero sigue siendo una probabilidad en los coches nuevos y sobre todo en zonas marítimas. Dejar el coche parado puede provocar que el agua y la humedad queden atrapadas en sus compartimentos, lo que permite que el metal se corroa y dañe la carrocería. Conducirlo con frecuencia ayuda al coche a disipar esta acumulación.
Cuidado con esto
Al comprar un vehículo antiguo con pocos kilómetros, es común que te digan: “Ha sido de una señora mayor que se ha pasado la vida yendo y viniendo a las tiendas”. Esto es una importante señal de alerta.
Si es verdad, es probable que el coche no tenga tanto desgaste como uno con más kilómetros, pero no acelerar el motor ocasionalmente un poco más rápido ni alcanzar velocidades de autopista puede causar la acumulación de carbonilla en la culata. Esto puede provocar varios problemas, como pérdida de potencia y de eficiencia del combustible, y acelerar el desgaste de las piezas móviles, como los vástagos de las válvulas.

Por eso, a la hora de comprar un coche con poco kilometraje, hay que asegurarse de que haya recibido el mantenimiento con la frecuencia correcta según el tiempo y no solo según la distancia recorrida.
Además, hay que asegurarse de que no haya estado mucho tiempo a la intemperie. Si además se le ha hecho mantenimiento regularmente, el mecánico podrá revisar los componentes que se desgastarían por no estar en un garaje.
Se debe recordar todo esto antes de gastar más del valor de mercado en un coche sólo porque tiene pocos kilómetros.
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