Netflix tiene la culpa de la última modalidad de conducción temeraria. Entiéndase: el origen se encuentra en la serie Bird Box Challenge emitida por la plataforma digital, titulada A ciegas en España y cuya protagonista debe permanecer con los ojos vendados para sobrevivir.
La consecuencia directa es que miles de fans por todo el mundo la imitan de diversas maneras, y entre ellas sobresale la que incomoda especialmente a la DGT: conducir sin ver. Convertido en viral, este absurdo y peligroso desafío (que no es el primero registrado en las carreteras) ha ocasionado ya varios percances. Hasta tal punto preocupa esta moda que YouTube ha prohibido la difusión de vídeos de retos o bromas peligrosas.
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Igual de inquietantes son los datos que maneja el comparador de seguros de coches Acierto.com, según el cual cerca de cinco millones de automovilistas en España conducen (o lo han hecho alguna vez) de forma imprudente. En ese gran saco caben tanto aquellos que se suman a retos injustificados como quienes circulan después de haber bebido. La conducción temeraria, de hecho, está detrás de uno de cada cinco fallecimientos en accidentes con víctimas mortales. Y los delitos contra la seguridad vial representan el 35% de los que se cometen en España.
El alcohol, principal enemigo
La imprudencia más habitual es conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas. La encuesta del comparador de seguros señala que casi la mitad de los españoles afirma haber conducido alguna vez tras consumir bebidas alcohólicas. Es más, el 14% lo ha hecho superando conscientemente el límite legal de alcoholemia.
NIÑOS Y MASCOTAS, GRANDES DESPROTEGIDOS
Circular a más de 200 km/h por la autopista, negarse a realizar los controles y conducir sin carné (o retirado por la pérdida de puntos) son otros habituales de esta lista de delitos tipificados en el Código Penal. Lo más llamativo es la ignorancia de 9 millones de conductores, que desconocen que podrían acabar en la cárcel por culpa de estas acciones.
Las conductas no son solo tienen efectos penales. «Gran parte de los usuarios tampoco sabe que cualquier siniestro ocasionado bajo los efectos del alcohol supone que la aseguradora pueda reclamar todos los daños. Estos pueden llegar a superar el millón de euros en caso de lesiones graves o fallecimientos», comenta Carlos Brüggemann, cofundador de Acierto.com. «En definitiva, se trata de un acto imprudente que puede trastocar la vida del conductor, desde el punto de vista emocional y económico», remata.
Los retos se extienden
Hace unos meses la DGT ya denunció la existencia de otro reto viral, popularizado por algunos rostros famosos y extendido por la gente de a pie. Bautizado #InMyFeelingsChallenge, consistía en bajarse del coche en marcha y bailar a su lado una canción del rapero canadiense Drake. Muchos se lanzaron a probarlo y para unos cuantos los resultados no fueron los esperados.
Si eres de los te unes al reto #InMyFeelingsChallenge 🎶 @Drake y demostrar tus dotes de bailarín #Dancer
Hazlo con el #coche 🚗 🛑parado como @MarceloM12 es igual de "molon" y más seguro. 👌😡 pic.twitter.com/TTJe3sVjKJ— Policia de Boadilla (@policiaboadilla) July 20, 2018
También han sido sonadas las carreras de derrapes, los desafíos de grabarse circulando a altas velocidades o en sentido contrario e, incluso, con el pasajero de la moto mirando hacia atrás. Acciones todas ellas consideradas conducción temeraria, que implica que el conductor está “actuando con excesiva imprudencia, arrastrando peligros y amenazando la vida o integridad de las personas”. ¿La pena? Entre seis meses y dos años de cárcel. Y, evidentemente, aquí el seguro no se responsabilizará.
Respecto al perfil de infractor, según Acierto.com son los varones de entre 18 y 24 años los que reconocen haber llevado a cabo estas prácticas con mayor frecuencia. Por comunidades autónomas, en los dos primeros puestos aparecen Baleares y Murcia.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).