El pronóstico inicial resulta contundente. “El sector de la automoción se encuentra en un punto crítico para su futuro tanto a corto como a medio y largo plazo”, asegura Begoña Cristeto, socia responsable de Automoción en KPMG España. La consultoría acaba de presentar la 22º entrega de su Encuesta Global a Ejecutivos de la Automoción (GAES por sus siglas en inglés) y que, como cada año, arroja interesantes conclusiones sobre las expectativas del sector.
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El exhaustivo trabajo de KPMG, que dota de credibilidad a sus datos, se basa en encuestas realizadas en agosto del año pasado a 1.118 directivos de la industria de la automoción y otras actividades afines, repartidos por todo el mundo y 53 de ellos en España. El mayor número de contactos se realizó en China (276), por delante de Estados Unidos (273) y Alemania (86).
El cuestionario planteado a los expertos abarca prácticamente todas las áreas relacionadas con la automoción y su incidencia en la sociedad, dibujando así un detallado escenario sobre la evolución en el medio plazo de aspectos tan relevantes como la electrificación, la venta telemática, la recuperación del sector, las cadenas de suministros, la preparación de las compañías ante los retos, la llegada de nuevos protagonistas procedentes del campo tecnológico, las necesidades y exigencias de los conductores…
El coche eléctrico
Uno de los focos de atención del GAES 2021, como no podía ser de otro modo, es la electrificación de la movilidad. Los directivos del sector piensan que ya en 2030 las ventas de vehículos sin emisiones se habrán generalizado, aunque existen diferencias de criterio sobre la cuota de mercado que reclamarán.
En el caso de los encuestados españoles, el 61% de ellos considera que al inicio de la próxima década ya existirá una paridad entre la penetración de los motores eléctricos y de combustión. Sin embargo, ese optimismo también se apuntala sobre una reivindicación: el 43% de los encuestados opina que es necesaria la subvención de esta tecnología limpia para incentivar su implantación, además de forma independiente al precio del producto.
Respecto al ineludible problema de la recarga, la percepción de los expertos españoles es que el 34% de los usuarios de eléctricos realizarán la recarga en su vivienda unifamiliar, frente al 21% que lo hará en un aparcamiento, el 16% en puntos públicos o privados, el 16% en el lugar de trabajo y el 13% en postes ubicados en la vía pública.
Los tiempos de este proceso son igualmente clave para que el vehículo eléctrico se convierta en una realidad en el menor tiempo posible. Los directivos de la industria, tanto a nivel global como nacional, creen que un automovilista no está dispuesto a dedicar más de 30 minutos a recargar hasta el 80% de la capacidad de la batería de su coche. En España, incluso, los tiempos se acortan al descubrir que uno de cada cuatro encuestados opina que el usuario evitará dedicar más de 10 minutos a esta tarea.
En ese sentido, el informe de KPMG recuerda la reciente y preocupante conclusión del Tribunal de Cuentas Europeo: “La Unión Europea todavía está lejos de alcanzar el objetivo de disponer de un millón de puntos de recarga antes de 2025, como fija el Pacto Verde de Europa, y carece de hoja de ruta para la movilidad eléctrica”.
El ejemplo español es ilustrativo de tales carencias. En el tercer trimestre del pasado año, existían en España 12.702 puntos de recarga, que representan una penetración de 8,8 puntos sobre 100, muy lejana de los 20,6 puntos de la media europea. Y de ellos, solo el 0,7% (89 puntos) podían funcionar a potencias superiores a los 150 kW.
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