Los ingenieros de Toyota que pusieron en marcha el proyecto G21 en 1993 –con el que pretendían desarrollar el coche del siglo XXI– no sospecharon probablemente la confusión actual de muchos compradores. ¿Qué es un coche híbrido y cómo funciona? La respuesta de entonces no se parece demasiado a la de hoy, tras la aparición de más opciones y siglas como PHEV o HEV.
El primer híbrido moderno, el Toyota Prius, resultado del proyecto G21 y comercializado en 1997, combinaba un motor de gasolina con un sistema eléctrico para rebajar el consumo y las emisiones. Y la marca recurrió al latín para explicarlo todo en una palabra: simplificando en lo posible, prius significa ‘antes de’ (y también ‘previo’, y por tanto pionero), pero asimismo proviene de la declinación de prior, ‘primero entre dos’.
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Una elección entre dos opciones
La inteligencia artificial de ese primer Toyota elegía, como cualquier coche híbrido, lo más conveniente en cada momento, si el motor eléctrico o el de gasolina. Pero si ahora alguien se pregunta cómo funciona un coche híbrido no está afinando demasiado el tiro, porque la expresión engloba cada vez más posibilidades.
Ni siquiera todas son eléctricas, sino también de gas. A grandes rasgos, este es el panorama de los vehículos híbridos en la automoción actual.
Coches microhíbridos o MHEV
Los modelos microhíbridos obtienen la etiqueta ECO de la DGT, pero son casi iguales que los clásicos de combustión. Pueden ser de gasolina o diésel, y la diferencia es que el motor principal cuenta con el apoyo de un sistema eléctrico –por lo general de 48 voltios– en momentos concretos, como en las arrancadas tras las detenciones urbanas.
Con este sistema de hibridación ligera, pueden reducir el consumo y las emisiones hasta un 10% en comparación con modelos equivalentes de gasóleo o gasolina.
Coche híbrido (HEV): ¿cómo funciona?
Hasta hace poco, los coches híbridos se llamaban, sin más, coches híbridos. Ahora, para distinguirlos del resto, se indica en ocasiones la sigla HEV; es lo mismo, pero en inglés: hybrid electric vehicle, es decir, vehículo eléctrico híbrido. También se denominan a veces híbridos autorrecargables o híbridos convencionales, esto es, los de siempre, los pioneros.
De cualquier modo, su sistema de hibridación es más complejo que en los microhíbridos, y el motor eléctrico, más potente. Así, tiene capacidad para mover por sí mismo el coche en trayectos muy cortos, de uno o dos kilómetros, y la batería se recarga por sí sola en las frenadas.
Esto sirve para reducir el consumo hasta un 40% respecto a los modelos de gasolina en uso urbano. Como desventaja, los coches híbridos pesan más, lo que eleva el consumo en los viajes largos.
Qué es un PHEV: coche híbrido enchufable
Tras las siglas PHEV (‘plug-in hybrid electric vehicle’) aparecen los coches híbridos enchufables. Lucen la etiqueta Cero de la DGT y son eléctricos y térmicos a la vez. Llevan un motor eléctrico y una batería con capacidad para circular unos 40 kilómetros sin emisiones, suficiente para los viajes diarios. La autonomía roza los 100 kilómetros en algunos modelos de las marcas de primer nivel.
Los PHEV, cuya batería se carga en casa o en postes públicos, como la de los coches eléctricos, tienen la ventaja frente a estos de que pueden afrontar viajes largos gracias al motor de combustión. Sin embargo, en estos desplazamientos, el consumo de gasolina se eleva bastante cuando la batería se descarga.
¿Qué es un coche de gas?
También son híbridos, por último, los coches de gas. Funcionan igual que los tradicionales de combustión, porque lo único que cambia es que incluyen dos depósitos (el segundo para el gas) y dos sistemas de inyección en el motor. Los hay de gas licuado de petróleo (GLP) y de gas natural comprimido (GNC).
En los modelos de GLP el conductor decide con qué circular accionando un botón. En los de GNC, en cambio, el coche da prioridad al gas natural hasta que este se agota. Solo entonces, de forma automática, recurre a la gasolina.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).