Esta historia tiene dos protagonistas. El primero es Jómundur Ólason, un pastor de ovejas islandés. El segundo es su coche y, concretamente, una berlina que ha alcanzado el millón de kilómetros. Y en esta ocasión, no luce el emblema de una marca japonesa.
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Jómundur Ólason quería saber qué pasaría en el cuadro de instrumentos de su coche después de alcanzar el millón de kilómetros. Para resolver su duda, llamó al concesionario y le dijeron que no sabían la respuesta: nunca se habían encontrado con algo así.
Corría el año 2007 cuando Jómundur Ólason empezó a conducir su Skoda Octavia, aunque su mujer lo llevaba usando cuatro años. A la marca le contó que era el primero que conducía: “Había tenido varios coches antes, pero ninguno tenía un coste de mantenimiento tan bajo ni tanta fiabilidad. Más tarde, empecé a usarlo como vehículo de trabajo”.

Trabajo y ocio
Jómundur ha pasado muchas horas al volante de su Skoda Octavia, la mayoría de las ellas conduciendo desde su casa hasta su granja de ovejas en Borgarfjörour. También ha hecho viajes: “El más largo fue de unos mil kilómetros cuando visité los Fiordos Occidentales. Sin duda, recomiendo una parada en la cascada Dynjandi”.
Su Skoda Octavia de primera generación aún conserva su motor de gasolina de 2.0 litros, la transmisión y el embrague originales. Han sobrevivido al clima de Islandia y las exigencias diarias de la profesión de Jómundur.

El secreto
Lo ha conducido en todo tipo de condiciones climáticas, ha recorrido caminos de grava e, incluso, ha transportado ovejas de vez en cuando. ¿Cuál es el secreto? Mantenimiento regular, aunque los problemas técnicos eran poco frecuentes: “No se encuentra a menudo tanta fiabilidad. Seguía funcionando, pasara lo que pasara”.
Seguir las pautas de la marca en lo que a revisiones se refiere es esencial y hay que estar atento a elementos como los amortiguadores, los frenos… El estilo de conducción también importa: “Siempre tuve cuidado de no sobrerrevolucionar el motor: nunca lo forcé más de 3000 rpm. Sólo usaba aceite de alta calidad y lo cambiaba, aproximadamente, cada 30.000 kilómetros”.

Coche nuevo
Finalmente, ha sustituido su viejo coche y se ha mantenido fiel tanto a la marca como al modelo: ahora conduce el nuevo Skoda Octavia. El antiguo se usará en un instituto de Reikiavik para explorarlo y estudiar su mecánica.
Y si alguien se pregunta qué pasó en el cuadro de instrumentos después de llegar al millón de kilómetros… se quedaron fijos los seis nueves. El odómetro no estaba diseñado para números de siete dígitos.
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