El índice de peligrosidad medio (IPM) de la Red de Carreteras del Estado no ha variado en los últimos cinco años, pero, “todavía hay en las carreteras españolas demasiados puntos negros que es necesario corregir”. Así lo denuncia un informe de Automovilistas Europeos Asociados, organización que ha analizado la siniestralidad de las vías más peligrosas durante el quinquenio 2019-2023 a partir de los últimos datos disponibles del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. El estudio calcula un IPM medio en las vías de titularidad estatal de 8,2, el mismo que en el periodo 2014-2018.
Con este análisis, AEA revela los 270 tramos de un kilómetro más peligrosos del país, aquellos que multiplican al menos por 10 el IPM promedio. La mayoría pertenecen a carreteras convencionales y en ellos, en el periodo analizado, se registraron 1.563 siniestros y 2.169 víctimas, la mayoría leves. La organización alerta de que “la falta de presupuestos puede retrasar la necesaria actuación en esas infraestructuras” y anima a los conductores a conocer las zonas de riesgo “para tomar las debidas precauciones”.
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Según el informe, el tramo más peligroso de España está en el kilómetro 243 de la N-4a, en la provincia de Ciudad Real, con un índice de peligrosidad que supera en 598 veces la media nacional. Las cifras pueden llamar a engaño, pues en el periodo analizado se registró sólo un accidente con víctimas, pero la fórmula matemática que utiliza el ministerio tiene en cuenta también la intensidad media diaria de vehículos (62, en este caso) y los índices de cada uno de los años analizados.
La autovía A-77a
Si se analizan los números absolutos, el kilómetro 0 de la autovía A-77a, en Alicante, es el punto que registró más siniestros (104) y víctimas (150) de la Red de Carreteras del Estado. Detrás se sitúan el kilómetro 17 de la autovía T-11 (Tarragona), con 90 accidentes y 139 víctimas, y el kilómetro 12 de la autovía A-55 (Mos, Pontevedra), con 54 accidentes y 100 víctimas. Sin embargo, ese tramo no aparece entre los 270 más peligrosos porque ha mejorado su índice respecto a periodos anteriores.
AEA reseña asimismo el caso del kilómetro 901 de la AP-7, en Almería, con el mayor índice de peligrosidad (63,2) entre las vías de peaje. A pesar de que estas son las infraestructuras más seguras, en 2023 aumentaron su índice de peligrosidad tres décimas respecto a 2022. Así, en el lustro 2019-2023 se han localizado 100 tramos de autopistas con índices dos veces superiores a la media nacional (4,3); en ellos se registraron 527 accidentes y 881 víctimas, la mayoría de ellas de carácter leve (826).
A la cabeza aparece el kilómetro 14 de la B-23, en Barcelona, con 43 accidentes y 58 heridos leves. Le sigue el kilómetro 159 de la AP-9 en Pontevedra, con 20 accidentes y 41 víctimas, la mayoría heridos leves (38).
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