La globalización permite a los usuarios el acceso a todo un universo de servicios y productos impensable hace apenas unas décadas. Las compras en línea ganan terreno día a día, facilitando a compradores de cualquier punto del planeta disponer de artículos distribuidos desde los lugares más remotos.
Una de las plataformas más utilizadas es AliExpress, un gigantesco escaparate en el que se pueden encontrar productos de todo tipo, incluyendo por supuesto los destinados al sector de la automoción. Son millones las personas que localizan piezas o accesorios para sus vehículos a precios mucho más accesibles que los oficiales o los fabricados en otros mercados con una mayor presión laboral y fiscal que China.
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Un búsqueda por la marca y el modelo del vehículo, incluso por el propio artículo, arroja por lo general decenas o cientos de resultados. Indiscutible resulta que ningún proveedor tradicional se encuentra capacitado para disponer de semejante variedad y cantidad de componentes, con lo que las ventajas para el usuario se antojan claras en este sentido.
Por si fuera poco, aunque con ciertos vaivenes en los últimos tiempos por los conocidos problemas de suministros y logística, las entregas suelen ser rápidas y cómodas, lo que termina de completar un círculo virtuoso para el comprador que prioriza el precio a otros factores. Pero, ¿es siempre seguro y recomendable elegir estos productos de procedencia y control dudosos?
Ventajas competitivas
La compra a distancia cuenta con el inconveniente de la incapacidad de verificar de primera mano la calidad de los productos. Toca entonces confiar en las imágenes ofrecidas por el comercio, su descripción y las valoraciones de compradores anteriores, criterios todos bastante relativos y alterables.
En estas circunstancias, la duda sobre las características reales de la pieza o el accesorio está siempre presente y solo se puede despejar al recibirlo. La reducción del precio en AliExpress respecto a los fabricantes de otros países se basa en las diferencias entre los mercados laborales, pero también en la calidad de los materiales utilizados y en los procesos de producción a gran escala.
Por tanto, asumiendo el comprador tales incertidumbres lo razonable pasa por elegir estos componentes solo cuando no resultan vitales para el funcionamiento o seguridad de los vehículos. Desde luego que en ese bazar interminable se pueden encontrar productos de calidad y con garantías, pero ante la duda conviene esquivar el riesgo de montarlos en piezas esenciales.
Comprar unas alfombrillas, un soporte para el móvil, una funda de asientos, unos adhesivos para la carrocería o cualquier de los miles de accesorios similares que se encuentra en esta plataforma no debería generar mayor preocupación o inquietud en los usuarios. Si las expectativas de calidad o funcionalidad no se ven satisfechas, el mayor problema será deshacerse del producto y sentirse defraudado con su adquisición.
Bien diferente es con otros elementos. AliExpress vende incluso motores completos para instalar en diferentes modelos de motocicletas. Además de discos de frenos, pinzas, llantas, neumáticos, amortiguadores, piezas de la transmisión o la dirección… En todos estos casos el margen para el error debería ser nulo, porque cualquier fallo puede traducirse en un accidente o en una avería incluso más sería.
La homologación
Otro aspecto que tener muy en cuenta es el de la homologación. Los productos que se comercializan en determinados mercados, como el europeo, deben de contar con la verificación oficial que garantiza el cumplimientos de los niveles de calidad y seguridad exigidos.
Algo que no siempre es así en lo que se comercializa en AliExpress. En este caso el dilema anterior se repite. Quizá la trascendencia de este detalle sea menor para un elemento auxiliar, pero en el caso de determinadas piezas (como ópticas, neumáticos, retrovisores, etcétera) serán comprobados en las correspondientes inspecciones técnicas al no ser de origen y pueden provocar que el vehículo sea declarado no apto por este motivo.
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Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.