Convertirse en la fábrica más sostenible de la red de producción global de todo un grupo no es sencillo. Menos aún cuando la planta está en el desierto, donde hay recursos, como el agua, que son escasos. A pesar de ello, BMW ha conseguido reutilizar todo el que emplean al pintar sus coches para no desperdiciar ni una gota.
En 2030, la fábrica de San Luis Potosí no sólo quiere ser la más sostenible y la primera planta neutral en emisiones de dióxido de carbono (CO2). Para lograrlo, ha desarrollado una estrategia de sostenibilidad enfocada en cuatro pilares: eficiencia energética, fuentes de energía limpia, eficiencia del agua, así como política de cero residuos a los vertederos, gestión y recuperación de residuos.
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Estas instalaciones ocupan 300 hectáreas que se ubican en medio del desierto, allí donde la comunidad indígena de los huicholes asegura que nació el sol. Consciente de la importancia del agua en un escenario como este, hacen un cuidadoso uso de los recursos hídricos.
La eficiencia del uso del agua es un objetivo de sostenibilidad especialmente importante. Así es como han conseguido ser, dentro de la red de producción, los que menos agua consumen por vehículo producido.
Sin aguas residuales
¿Cómo lo han logrado? La fábrica de San Luis Potosí fue la primera en tener un taller de pintura en el que los procesos no generan aguas residuales: la que necesitan para el proceso de pintado se somete a un tratamiento y se reutiliza.
En esta parte de la cadena de producción, la nave que alberga el área de pintura, se emplea un sistema especial de separación de pintura en seco. Esto permite una correcta disposición de los residuos que resultan de este proceso sin hacer uso de agua. Así minimizan, también, el impacto al medio ambiente.
Esto convirtió a esta fábrica en la primera de todo el grupo en eliminar por completo el uso de agua para recuperar los residuos de pintura. La parte residual recibe un tratamiento biológico que permite que una parte sea reutilizada en el mismo proceso. Se hace en tres pasos:
- Físico-químico: para separar los metales.
- Biológico: millones de bacterias ayudan a eliminar los materiales orgánicos del agua.
- Filtración: separan las bacterias para reutilizarlas y retiran los iones que ya no son buenos para el proceso de pintura.
El resto del agua empleada en el proceso de pintura es reacondicionada y, además, todas las aguas residuales usadas en otros procesos son tratadas cumpliendo todas las normas de calidad. Posteriormente, se reutilizan en la limpieza y riego de las instalaciones.
Una inversión de más de tres millones
En la fábrica de San Luis de Potosí disponen de un par de pozos para extraer el agua y también con una planta de tratamiento de aguas, que permite tratar y reutilizar este valioso recurso. Gracias a ella, reúsan 350 metros cúbicos de aguas residuales (350.000 litros).
Tras una primera fase, BMW realizó una inversión de 3,3 millones de euros para expandir esta planta. De esta forma, consiguieron duplicar su capacidad para suministrar aguas residuales tratadas y convertirse en una referencia dentro de la red de producción del grupo bávaro.
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