El pasado 8 de septiembre, la reina Isabel II de Inglaterra fallecía a los 96 años de edad. Comenzaba un estudiado y estricto protocolo para despedirla. ¿O no tan estricto?
El uso de los vehículos que han trasladado sus restos mortales ha sido uno de los temas estrella en informativos y redes sociales de todo el mundo. Y es que, en primer lugar, se utilizó un Mercedes-Benz para transportar el féretro real del Palacio de Baltimore a la Catedral de Edimburgo y de ahí al aeropuerto local para emprender viaje hacia el aeródromo militar de la Royal Air Force de Northolt, en Londres, antes de llegar al Palacio de Buckingham donde se instaló la capilla ardiente.
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La polémica se desataba tras utilizar en estos primeros trayectos un coche de marca alemana, aunque también hay que recordar que Mercedes-Benz procede de Daimler-Benz, la casa matriz de los coches Daimler que tanto le gustaban a la reina.
Y es que Isabel II era muy aficionada a los vehículos y a conducir sus propios modelos, aún sin contar con carné de conducir, uno de los múltiples privilegios de su cargo. Pero también es cierto que, en muy contadas ocasiones se la vio al volante de algún modelo que no fuera de marca inglesa. De hecho, la mencionada Daimler, Land Rover o, por supuesto, Rolls-Royce, estaban entre sus marcas favoritas.
El coche fúnebre de la reina de Inglaterra
Ya sí, desde el gigantesco Boeing C17 de la RAF (la fuerza aérea británica), ocho miembros de la Guardia Real llevaron al hombro el ataúd con los restos mortales de la soberana hasta un Jaguar XF con carrocería de coche fúnebre.
Un coche muy especial, ya que se diseñó en exclusiva para la familia real británica por la compañía Wilcox Limousines, especializada en preparaciones de vehículos de lujo, y con unas especificaciones que la propia reina indicó.
Para empezar, el tono granate oscuro denominado Royal Claret Livery es el color asignado a la casa real y que ya se ha visto en otros vehículos utilizados por la propia reina y otros miembros de la familia.
Al ser un coche fúnebre, cuenta con una distancia entre ejes aumentada para dar cabida al ataúd y su sección trasera acristalada dispone de un techo elevado y una iluminación que la reina solicitó para que el pueblo británico pudiera ver el féretro en los posibles traslados nocturnos.
Pero quizá lo más curioso de este Jaguar XF está en el capó. Y es que cuenta con una pequeña escultura plateada de San Jorge matando a un dragón. Escenifica la leyenda del patrón de Inglaterra, que ahora también da nombre a la capilla donde ha sido enterrada la reina Isabel II junto a su marido, el Duque de Edimburgo.
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Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.