Las pruebas NCAP (‘programa de evaluación de coches nuevos’, por sus siglas en inglés) sirven para valorar los elementos de seguridad pasiva y activa de los automóviles de pasajeros disponibles en el mercado.
En el primer caso, las pruebas de choque evalúan la protección de los ocupantes adultos y niños: a 64 km/h en un choque frontal y a 50 km/h en un choque lateral. Las tecnologías de seguridad activa, por otra parte, valoran los elementos preventivos que actúan para evitar siniestros o lesiones. Entre otras tecnologías, el control electrónico de estabilidad y el frenado autónomo de emergencia.
Son muchos los organismos por todo el mundo que incluyen estos exámenes. El programa independiente Euro NCAP (con apoyo de algunas instituciones) emite sus veredictos para el mercados europeo, mientras que en Estados Unidos se encarga la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA).
En otros lugares, los organismos son similares. ANCAP en Australia, el Latin NCAP para Latinoamérica o el ASE ANCAP para países del este asiático. También exsiten China NCAP, Korea NCAP y Japan NCAP.
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Inundaciones y seguridad
Tras las graves inundaciones que sufrió Australia hace unos meses, los encargados de poner a prueba y valorar la seguridad de los vehículos disponibles en el mercado australiano, ANCAP, han tomado la decisión de poner a prueba la seguridad de los ocupantes de los coches debajo del agua.
Cuando un vehículo cae al agua o es arrastrado por una riada, los ocupantes tienen que actuar rápido, ya que poder escapar se convierte en un problema cuanto más tiempo se esté dentro del habitáculo. La diferencia de presión entre el interior del vehículo y la fuerza que ejerce el agua implica que se necesita mucho tiempo hasta que por fin se pueden abrir las puertas.
La rapidez es la clave para poder salir de un coche. La ventana de oportunidad se encuentra entre los 30 y los 60 segundos iniciales. Hasta ahora.
Salvaguardando la seguridad
La agencia australiana ANCAP ha decidido ayudar a las personas que sufran una caída al agua con el automóvil. Para ello, este año va a implantar una prueba que certifique la posibilidad de escapar del habitáculo durante al menos 10 minutos.
Esto implica que los fabricantes de automóviles, para homologar sus vehículos, van a tener que asegurarse de que las puertas y ventanillas puedan abrirse debajo del agua. Incluso cuando la presión que ejerce el líquido elemento sea en máxima y sin alimentación por parte de la batería durante los 10 minutos iniciales.
Deben contar con un mecanismo que les permita bajar y subir (en el caso de las ventanas) y desbloquear para abrir en las puertas. Además, los fabricantes deberán publicar en el manual de usuario la información que explique cómo actuar en el caso de que todos estos nuevos mecanismos fallen.
La prueba de ANCAP va a obligar a también a que se puedan romper los cristales si falla el mecanismo que se debe implementar en puertas y ventanas falla.
Cinco estrellas
A partir de este año, los fabricantes que no cumplan estos requisitos no podrán optar a conseguir las cinco estrellas de la ANCAP. La agencia australiana añadirá esta prueba dentro a la categoría Protección de ocupantes adultos.
En palabras de la directora de ANCAP, Carla Hoorweg: “Una rápida respuesta, después de un accidente, es un elemento crítico para garantizar la supervivencia. Los sistemas de seguridad requieren que los dispositivos electrónicos del vehículo permanezcan operativos una vez sumergidos, de modo que las puertas y ventanas de los automóviles puedan abrirse”.
Estos nuevos ensayos van a ayudar en un área en el que no existía una doctrina clara. Nadie se había preocupado sobre lo que sucedía con las ventanillas y los tiradores de los coches una vez se habían sumergido dentro del agua. La medida, de momento, no se va a aplicar en Europa, aunque la agencia Euro NCAP sí que va a estudiar los resultados de sus colegas australianos.
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