Dan igual en este ocasión los conductores implicados, las causas del siniestro, las responsabilidades. Importa el dato: 250 km/h. Nunca antes se había anotado (con seguridad científica) una velocidad tan alta en un accidente mortal en España, tal vez en Europa. El hito lo ha logrado la unidad de Atestados de Tráfico de la Policía Foral de Navarra durante la investigación de un caso ocurrido a principios de este año.
El informe pericial determina con exactitud que un turismo siniestrado circulaba a esa velocidad antes de la salida de vía que causó el accidente. Hubo al menos un fallecido, y no se sabe más. Ni dónde ni cuándo ocurrió exactamente, ni las consecuencias: los hechos están bajo secreto de sumario y la investigación policial ayudará a determinar las responsabilidades, según ha publicado Diario de Navarra.
“Nuestra tarea es aportar al juzgado todos los datos objetivos que tenemos para que el juez, que luego decidirá, tenga toda la información. Ese dato concreto procede del análisis de la centralita del airbag del coche, lo que comúnmente se llama caja negra”, explica Pablo Esquisabel Otamendi, uno de los agentes que ha participado en la investigación.
La caja negra la equipan ya algunos modelos y será obligatoria en Europa en todos los coches nuevos que se vendan desde julio de 2024. Colocada bajo el asiento del conductor, atornillada al chasis, graba todos los datos significativos que puedan ser utilizados si se produce un siniestro.
Registra y borra información constantemente, pero no toma imágenes ni sonido ni señala el origen de los datos.
Cómo funciona la caja negra de los coches
Cuando se activa el airbag –señal de que el siniestro puede ser grave–, queda constancia de la velocidad, los movimientos del volante, la posición final del acelerador, la desaceleración, el funcionamiento de los cinturones de seguridad o el ángulo de giro del vehículo en un vuelco.
“Contamos con medios para la extracción de datos de la centralita del airbag, y la información que tenemos es de los cinco segundos previos a la comisión del choque. Sabemos que [el turismo] circulaba a 250 km/h y que en el modelo en cuestión estaba limitado a 250”, señala Esquisabel.
La centralita graba ese lapso de tiempo “de cada evento que se produzca”. Y lo que el argot policial identifica como evento es, por ejemplo, un choque contra un árbol, una frenada del conductor y un golpe posterior contra otro coche. “Si entre un evento y otro pasan tres segundos, digamos que los otros dos segundos se solapan, por eso luego es importante la interpretación de los datos”, añade.
La Estrategia de Seguridad Vial 2030, impulsada por la Dirección General de Tráfico (DGT), destaca de hecho la necesidad de investigar en profundidad los siniestros de tráfico. El trabajo de campo “permite identificar los elementos del sistema (personas, vía, vehículos) que podrían haber evitado la siniestralidad o mitigado sus consecuencias”, dice el documento. De este modo, Tráfico podrá poner en marcha las medidas correctoras más eficaces.
Información de la entrada OBD
En el siniestro que ha investigado la Policía Foral, del que Esquisabel no quiere dar muchas pistas, “se producen varios eventos, hasta cinco eventos, y van dando información. Hay choques con varios obstáculos hasta la posición final. Y la velocidad registrada antes del primer impacto, que se produce en una salida de vía, es de 250 km/h”.
La más alta probablemente de Europa, aunque no hay registros oficiales. “Tenemos colaboración directa con la Ertzaina, con los Mossos y con la Guardia Civil. Y los Mossos, que tienen mucha experiencia en la investigación de accidentes, nos lo dijeron: ‘Creo que tenéis el récord, sí. Que se hayan sacado datos de EDR a esas velocidades, a nivel europeo tenéis el récord”, relata Esquisabel.
Más información
El EDR es un tipo de lector capaz de extraer esa información tan precisa. “Lo normal es que se pueda acceder desde la entrada OBD, pero cuando los cables quedan dañados, tenemos capacidad para extraer la información desde la centralita. Y este coche quedó muy dañado”, certifica el agente foral.
Respecto al supuesto récord, Esquisabel supone que se han producido “otros accidentes a más velocidad, pero que sea un dato objetivo, extraído de esta manera, parece que es la más alta”.
En la mayoría de los casos, hasta que la caja negra se extienda a la mayor parte del parque automovilístico, los agentes de atestados seguirán trabajando con suposiciones. “Con la inspección ocular y los programas de reconstrucción de accidentes, puedes hacer una simulación y te puedes acercar a la velocidad, pero no deja de ser un dato teórico”, concluye Esquisabel.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).