Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) se han expandido por las capitales europeas, aunque con desigual aplicación. Ciudades como Madrid, Barcelona, París, Roma o Lisboa ya las tienen activas, mientras otras avanzan lentamente.
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Desde hace años, los vehículos con motores diésel de la normativa Euro 3 y los gasolina de la Euro 2 tienen prohibido circular por la zona de bajas emisiones de Roma (ZTL). Las restricciones están activas los 365 días del año durante las 24 horas del día para reducir la contaminación.
Eso sí, los diésel Euro 4 (matriculados a partir de enero de 2006) y Euro 5 (desde septiembre de 2009) sí pueden acceder con libertad a esa parte de la capital italiana: las prohibiciones para ellos se han aplazado un año. Estas restricciones menos severas van a generar un déficit de unas 70 toneladas de óxido de nitrógeno (NOx) durante el invierno. ¿Cómo lo van a compensar?

Calefacción apagada
Roma ha reducido las horas de funcionamiento de los sistemas de calefacción durante el invierno de 2025/2026. Las calderas funcionarán durante tres semanas menos: dos en noviembre y una en abril. Además, su tiempo de acción se ha reducido en una hora diaria.
Esta medida podría suponer un ahorro de, aproximadamente, 226 toneladas de NOx para el municipio durante los meses invierno. Roma no dejará a sus habitantes sin calefacción: durante el mismo período, las temperaturas medias han aumentado un grado en comparación con el año anterior.

Otras medidas e incentivos
La salvación de los coches diésel implicará, también, una serie de intervenciones en edificios para fomentar el ahorro energético, que contribuye a reducir el consumo de combustible y las emisiones. El efecto acumulado estimado se traducirá en una reducción de unas 47,4 toneladas de NOx durante el invierno.
También se han introducido incentivos para desguazar aproximadamente 7.000 vehículos (gasolina Euro 2 y diésel Euro 3) en dos años, para comprar vehículos comerciales híbridos o eléctricos y para los abonos anuales de transporte público.
Finalmente, pondrán el foco en la silvicultura urbana. Se ha presentado un programa forestal que contempla la plantación de 608.000 árboles para 2026. Además, se planea aplicar de materiales fotocatalíticos para reducir los óxidos de nitrógeno (una o dos toneladas por año) y un plan para el lavado sistemático de calles, de dos veces por semana, para limitar la emisión de polvo.
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