Mercedes-Benz: electrificación asegurada… pero con matices

Los políticos europeos abocaron a un serio problema a los fabricantes de automóviles. Nadie discute ya la necesidad de reducir las emisiones contaminantes de la movilidad; sin embargo, las tensiones se provocan al valorar cuándo y cómo realizar esta transición.

Es así como las marcas se enfrentan a complicaciones importantes para cumplir con los plazos de la electrificación de sus gamas, invirtiendo en tecnologías destinadas a coches que, a continuación, no tienen la aceptación deseada entre los clientes.

Mercedes-Benz reconoce que se precipitó, al menos en cierta media, con su estrategia para cumplir con esos tiempos marcados desde Europa. La marca alemana se propuso, inicialmente, adelantar las exigencias europeas en un lustro, dejando de vender mecánicas de combustión en 2030. Ya no será así.

Lo ha explicado, ante un grupo reducido de medios entre los que se encontraba EL MOTOR, el presidente de Mercedes-Benz España. Reiner Hoeps reconoce que “las empresas pueden cometer errores, lo importante es aprender de ellos”, en referencia a unos planes que la realidad del mercado ha revelado como inviables.

“Seguimos enfocados en nuestra estrategia, pero debemos ser flexibles. Nadie puede negar que el futuro de la automoción son los coches eléctricos, que no habrá combustión para toda la vida. Por eso tenemos un plan ambicioso para estar preparados cuando esa transición se produzca, pero sin poner en riesgo nuestro actual modelo de negocio. Si hoy solo vendiéramos coches sin emisiones, dentro de 10 años no tendríamos ningún problema, porque no existiríamos”, ha declarado el directivo alemán.

Hoeps lanza mensajes claros al respecto. Considera que los modernos y eficientes motores diésel “siguen siendo una opción para muchos conductores”, lo que no significa que la aceptación de la electrificación sea cada día mayor con unas ventas de modelos de este estilo que supusieron para la marca un 50% de las totales en el mercado español el pasado mes de marzo.

Las soluciones que sirvan de puente entre dos realidades resultan esenciales para una revolución tan profunda de la movilidad se realice sin que nadie se quede atrás, ni los conductores ni las marcas. El presidente de Mercedes-Benz España asegura que fabricarán los coches de combustión que sean necesarios para atender a sus clientes, siempre desde la confianza de que “lo eléctrico será lo normal en la calle. Sólo hace falta saber cuándo”.

Cambio de rumbo

Fue en el segundo semestre del año pasado cuando los responsables de Mercedes tomaron conciencia de que la electrificación del automóvil en Europa estaba lejos de cumplir con las expectativas. Hoeps coincide con el pronóstico general del sector al señalar que fallan las subvenciones a la compra y la red de recarga de las baterías, lo que se traduce en un menor interés de los clientes por los coches sin emisiones.

Sin embargo, la necesidad de cumplir con la legislación europea (que el año próximo se endurecerá aún más, penalizando las emisiones medias de los fabricantes que superen los 90 gramos de CO2 por kilómetro) genera conflictos en el negocio de la industria, que destina enormes presupuestos al desarrollo de automóviles que después no consigue vender como sería deseable.

Mercedes-Benz quiere aprovechar la experiencia de estos años pasados. Seguirá apostando con firmeza por la descarbonización de sus productos, aunque sin renunciar a la producción de coches de combustión más allá de 2030.

Se adaptarán a las necesidades de sus clientes, mantendrán una producción flexible y cumplirán con el objetivo de disponer de una solución para cada caso. Es para 2039 cuando su compromiso apunta a una gama de vehículos neutra en emisiones de dióxido de carbono.