Mercedes Clase G: el aventurero de lujo se electrifica

Y lo hace con un sistema de microhibridación en sus motores de combustión y, sobre todo, con una versión 100% eléctrica.

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El Clase G AMG G 63 puede llevar ahora un paquete offroad como el de la foto.

Desde hace ya la friolera de 45 años, el Mercedes Clase G representa uno de los todoterrenos más capaces y, a la vez, más lujosos del mundo.

Ahora llega la actualización de la presente generación, que lleva ya seis años en el mercado.

Leve actualización estética

Para empezar, el nuevo Clase G sigue midiendo exactamente lo mismo, es decir, 4,82 metros de longitud (1,93 de ancho y 2,04 de alto).

Pero el frontal se ha actualizado con una rejilla del radiador nueva, con cuatro lamas (antes tres), un paragolpes rediseñado, el pilar A optimizado aerodinámicamente, un nuevo spoiler en el borde del techo (más aerodinámico y que genera menor ruido en el habitáculo) y nuevo diseño de las llantas que van desde las 18 hasta las 22 pulgadas.

En la zaga es nuevo el paragolpes y también la posición de las cámaras (la trasera y la delantera).

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Las actualizaciones estéticas son muy leves.

Interior con mejoras

En el habitáculo se ha incorporado un nuevo volante multifunción con mandos táctiles ya visto en otros modelos de Mercedes, así como la versión más modernos de su sistema de infoentretenimiento MBUX.

Asimismo, se incluye ahora un ‘Off Road Cockpit’, que muestra tanto en la pantalla central como en los relojes (pantallas de 12,3 pulgadas cada una) información de una conducción todoterreno, y la función de ‘capó transparente’, para ver lo que sucede bajo el capó con una serie de cámaras exteriores.

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Nuevo volante y dos pantallas de 12,3 pulgadas y ahora con ‘Off Road Cockpit’.

También es nuevo el sistema de carga inalámbrica y el portavasos climatizado.

Mecánicas con microhibridación

Una de las principales novedades del Mercedes Clase G es que todas sus mecánicas de combustión cuentan con una microhibridación de 48 voltios que pueden aportar hasta 20 CV. Por eso, todos lucirán la etiqueta Eco de la DGT.

La gama comienza con un motor diésel (G 450 d) de seis cilindros en línea y 367 CV con un consumo homologado de entre 8,7 y 10 l/100 km. Continua con el G 500, motor de gasolina también de seis cilindros en línea y 449 CV.

Para culminar con la ‘joya de la corona’: el AMG G 63, que lleva el mismo V8 de cuatro litros y 585 CV de la versión anterior, pero ahora con esa microhibridación comentada. Este modelo tiene una velocidad máxima limitada a 220 km/h y puede pasar de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos. Eso sí, su consumo medio es de 14,7 l/100 km, que en esta breve toma de contacto se fue hasta los 18. No será un problema para quien esté dispuesto a desembolsar sus casi 220.000 euros.

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A pesar de su tamaño exterior, no es especialmente espacioso a bordo.

Todos van asociados a una caja automática de nueve velocidades. Y todos disponen de reductora, activable hasta a 40 km/h y desactivable a 70 km/h. Con una altura libre al suelo de 24 centímetros, es capaz de vadear zonas de agua de hasta 70 centímetros.

Por supuesto, sigue con su chasis de largueros y travesaños, bloqueos de los tres diferenciales y eje trasero rígido, además de una amortiguación ahora ajustable de forma electrónica.

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Asientos muy cómodos, pero no tanto como en alguna berlina hermana.

Tiene nada menos que siete modos de conducción, cuatro para carretera (Comfort, Eco, Sport e individual) y tres específicos para salir de ella (Trail, Rock y Sand).

G 580 con tecnología EQ

Sí, esta es la denominación tan ‘rebuscada’ del Clase G eléctrico, la gran novedad de Mercedes para su modelo más campero.

Un nombre de clara transición, ya que la marca ha decidido quitar el nombre ‘EQ’ que componía la denominación de sus coches eléctricos, como el EQA, EQB, etcétera. A partir de ahora serán el Clase A Eléctrico, Clase B Eléctrico… en resumen, vuelta a las denominaciones primigenias.

Volviendo al Clase G eléctrico, muy pocas cosas por fuera le diferencian del G de combustión y casi la más clara es que la rueda de repuesto situada por fuera del portón trasero en los gasolina y diésel, es aquí una funda o caja para guardar los cables de carga. Hay un color exclusivo para esta versión, denominado Azul Mar del Sur Manufaktur Magno, casi nada.

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Nuevo y exclusivo color de nombre infinito para la versión eléctrica del G.

Este modelo tiene cuatro motores eléctricos, uno en cada rueda, que en total generan una potencia de 432 kW (587 CV).

Esta independencia de tracción en cada rueda le hacen poder incluir dos funciones que sus hermanos no tienen. Por una lado, la G-Turn, que permite girar al coche sobre su propio eje, eso sí, un máximo de dos vueltas. La segunda se denomina G-Steering, que funciona hasta 25 km/h y que bloquea la rueda interior trasera en un viraje muy cerrado, consiguiendo reducir el radio de giro.

La batería es de 116 kWh de capacidad y se puede cargar a 11 kW en corriente alterna y hasta a 200 kW en continua, por lo que puede pasar del 10 al 80% en poco más de 30 minutos. Para los que tengan dudas de su resistencia en campo, va integrada en una estructura que la protege de la torsión y de la entrada de agua, además de protegida por un panel inferior de 2,6 centímetros de grosor.

Su autonomía es de 462 kilómetros, que pueden llegar hasta más de 640 en ciudad. Alcanza una velocidad máxima de 180 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos. Su precio de salida es de algo más de 160.000 euros, pero el primer año solo se va a comercializar la denominada ‘Edition One’ que, con más equipamiento, tendrá un precio de casi 197.000 euros.

Capacidades offroad

El Clase G es líder en la categoría de los todoterrenos, con unas de las mejores capacidades fuera del asfalto. Y así se ha podido comprobar en las cercanías de Guadalajara, donde no tuvo ningún problema en superar un recorrido preparado por Mercedes para demostrar de lo que es capaz este vehículo.

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Se puede reconocer el eléctrico, por la caja trasera más estrecha, para guardar los cables y no la rueda de repuesto.

Nada nuevo en el horizonte. Bueno sí, la increíble destreza del modelo eléctrico que además, utiliza sus dos gadgets, el G-Turn y el G-Steering para hacer cosas que sus hermanos de combustión no pueden, o sí, pero con más maniobras y dificultad.

También con reductora y bloqueos de diferencial (todo electrónico claro y gestionado por sus cuatro motores), salir al campo y afrontar tramos de lo más abrupto es todavía más fácil, ya que sus innumerables automatismos permiten una conducción más relajada a los menos expertos en estas lides.

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Esto es solo una leve muestra de lo que el Clase G puede hacer en el campo.

Pero es que luego, en carretera, también su comportamiento sorprende, con una dirección que cumple y con una amortiguación que sujeta con mucha dignidad estos mastodontes que, en el caso del eléctrico, supera holgadamente las tres toneladas de peso.

Ya está a la venta, con unos precios que parten de los algo más de 148.000 euros para la versión diésel.

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