Potente, capaz e indestructible. El Unimog presta servicio desde hace tres cuartos de siglo en explotaciones agrarias y forestales, pero también como vehículo polivalente en las fuerzas armadas y es utilizado como ambulancia o coche de bomberos para auxiliar en los lugares más inaccesibles. Y también, reacondicionado como autocaravana, es uno de los vehículos preferidos para los grandes viajes de aventura.
Y su historia no es menos sugestiva. Tras la II Guerra Mundial, la nación alemana quedó totalmente devastada y arruinada por los bombardeos masivos y por el esfuerzo bélico, que agotó todos los recursos. La reconstrucción empezaba por el medio rural para generar los necesarios alimentos, pero ya no quedaba apenas maquinaria agrícola en condiciones.
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Diseñado para el trabajo
Fue entonces cuando el ingeniero Albert Friedrich, que hasta ese momento diseñaba los motores de avión Daimler-Benz para la Lutwaffe, recibió el encargo de crear un vehículo polivalente y flexible que sirviera como tractor pero también como vehículo de carga para volver a poner en marcha las pequeñas y medianas explotaciones agrarias que habían sido arrasadas en los combates.
Su equipo, completado por los ingenieros Heinrich Röbler y Hans Zabel lo desarrollaron en la empresa Erhard & Söhne y, en 1946 ya empezaron las primeras pruebas del que sería el futuro Unimog, abreviatura en alemán de “vehículo a motor universal para la agricultura”. La tecnología del nuevo todo terreno heredaba buena parte de la dura experiencia de los vehículos que habían combatido en la guerra, en su primera década de existencia ya adquirió el diseño y los planteamientos mecánicos que sigue poseyendo hoy en día.
Fue presentado oficialmente en 1948 y destacaba por su motor diésel Mercedes, transmisión integral con bloqueos de diferencial, caja de cambios con reductora, ejes curvos para aumentar la distancia libre al suelo, ruedas de gran tamaño para superar los desniveles y una robustez a prueba de los trabajos más duros. Además, su caja de transporte era muy polivalente y, a diferencia de los tractores clásicos, podía alojar cualquier tipo de cargas, herramientas o aperos especiales.
Robusto y fácil de reparar
Muy pronto surgieron otras aplicaciones para el versátil 4×4, que fue adoptado entre otros por el cuerpo de bomberos y también por los obreros que estaban reconstruyendo las carreteras. Y desde entonces tal ha sido su éxito que ha dejado paulatinamente de ser un vehículo eminentemente agrícola y se ha convertido en la navaja suiza de los 4×4 porque puede adaptarse a cualquier tipo de uso civil o militar.
A lo largo de estos tres cuartos de siglo, el Unimog ha sido probado en innumerables escenarios y ha evolucionado como un vehículo único en su especie, derivándose en numerosísimas versiones, incluso en una variante con seis ruedas y tracción 6×6.
Incontables organismos y empresas privadas recurren a él para trabajar en los cinco continentes, desde los bosques más frondosos hasta el casquete de hielo polar. Su estrechez y reducido radio de giro le permiten pasar por donde no puede ningún otro vehículo de su categoría y, para cumplir con las exigencias militares, la reparación de sus averías es muy sencilla y puede efectuarse con pocos medios y en cualquier lugar.
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