Casi 20 años después de la última reforma en el sistema de matriculación, en 2026, algunas placas sufrirán un llamativo cambio. ¿Cuáles? Las de los modelos nuevos, que en Francia lucen unas que son temporales.
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En Francia, el dueño de un vehículo nuevo o usado puede solicitar unas placas provisionales en caso de que no se pueda expedir la matrícula definitiva de inmediato. El trámite se puede hacer online en la Agencia Nacional de Documentos Seguros (ANTS) y cuesta 11 euros.
Una vez rellenado un formulario, el solicitante sólo tiene que ir a uno de los lugares autorizados a recoger sus matrículas. Tienen una validez de cuatro a seis meses y sus letras revelan que son unas placas provisionales: empiezan por WW.
El problema de las matrículas temporales
Las matrículas temporales se instalan en vehículos nuevos, importados o de prueba mientras al conductor le llega el documento de matriculación final. El problema es que estas placas siguen en circulación mucho después de su fecha de caducidad y para las autoridades es imposible saber si siguen en regla.
A esto hay que añadir el número limitado de combinaciones que tienen estas matrículas. Esto provoca que, de media, cada 14 meses se reutilicen esos números y letras: hay que tener en cuenta que, cada año, se hacen más de 460.000 placas temporales.
Si un conductor no cambia su placa temporal cuando acaba el período legal, el mismo número puede reasignarse, posteriormente, a otro vehículo. El nuevo propietario podría recibir las multas del anterior.
¿Por qué matrículas rosas?
Para facilitar su identificación, las matrículas temporales serán completamente rosas. La placa seguirá empezando por WW, seguida por una combinación de números y letras. También incluirá un nuevo elemento: la fecha de caducidad.
¿Por qué Francia ha elegido el color rosa? El motivo es sencillo: ningún país europeo usa este tono para las placas de sus vehículos. Por ello, es imposible confundirlo con una matrícula extranjera o permanente.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.