Las cámaras de las zonas de bajas emisiones (ZBE) leen las matrículas de los vehículos que entran en el perímetro y las comparan con los datos de la Dirección General de Tráfico. De esta manera, saben en tiempo real cuáles cuentan con distintivo medioambiental y cuáles no.
En España, las multas por acceder a una zona de bajas emisiones ascienden a los 200 euros según la ley de tráfico, que pueden quedarse en 100 euros en caso de pronto pago.
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La trampa italiana
Estas zonas de bajas emisiones no son exclusivas de España: las hay por casi toda Europa. De hecho, en muchas ciudades llevan décadas en vigor bajo el nombre de zonas de tráfico limitado, como sucede por ejemplo en Italia.
Y un truco ideado por los conductores de escúteres ha salido a la luz. Y es que esta argucia solo puede aplicarse en las motos gracias a cómo llevan colocadas las placas de la matrícula.
Una mascarilla para tapar la matrícula
Los motoristas italianos han rescatado las mascarillas para burlar las cámaras de las zonas de bajas emisiones. Lo único que hay que hacer es tapar la matrícula del vehículo con la mascarilla, utilizando las gomas para sujetarla a la placa. De esta manera, las cámaras no pueden leer la matrícula y, por lo tanto, no pueden emitir la correspondiente multa en caso de entrar a una ZBE sin permiso.

La multa en España
¿Hacerlo en España? La Policía advierte, de modo tajante, de las posibles (y graves) consecuencias de usar estos métodos. Quien compre algunos de los dispositivos y lo utilice sobre la placa de su coche para evitar la foto de un radar de la DGT, se expone a una multa de hasta 6.000 euros.
En una publicación en Instagram, una agente de la Policía recuerda a los hipotéticos infractores que “la broma de ocultar la matrícula” puede salir cara. “La placa de matrícula debe ser siempre perfectamente visible, de lo contrario podrías enfrentarte a una multa de hasta 6.000 euros y la pérdida de hasta seis puntos en tu carnet de conducir”, avisa la Policía en una publicación en su cuenta de Instagram.
La ley de tráfico prohíbe ocultar la placa de cualquier vehículo. El conductor, dice el artículo 10 del texto, debe asegurarse de que las matrículas “no presentan obstáculos que impidan o dificulten su lectura e identificación”. El incumplimiento se castiga con una multa de 200 euros por infracción grave.
Todavía se castiga con más dureza el uso de “mecanismos encaminados a interferir en el correcto funcionamiento de los sistemas de vigilancia del tráfico”. Es el caso de la hoja-imán, ya que su objetivo es interponerse entre la cámara del radar y la placa de la matrícula. La sanción, en ese caso, es de 6.000 euros, con una retirada de seis puntos del carnet de conducir.
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