Es el nuevo prototipo de Renault. Pero desde luego, ya su nombre parece esconder sus intenciones. Y es que este Renault Emblème quiere ser eso, el nuevo estandarte de la firma francesa que liderará el diseño y el espíritu de sus próximos vehículos.
Estilo ‘shooting brake’
Todo curvas, el estilo ‘shooting brake’ del Renault Emblème destaca con un color de carrocería verde ‘dicroico’, esto es, que adquiere una tonalidad diferente según el ángulo desde el que se mire. La línea combina las características de un familiar con una amplia distancia entre ejes (2,90 metros) con las de un coupé de altura moderada (1,52 metros) y una línea de techo inclinada.
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Su longitud de 4,80 metros permitiría realizar cómodos viajes familiares con pasajeros y equipaje. También simboliza el deseo reiterado de la marca Renault de seguir innovando en el segmento C y superiores, de acuerdo con su estrategia. La firma luminosa es, según Renault, el resultado de exploraciones de diseño inspiradas en su nuevo logotipo.
El peso de un vehículo, ligado en parte a su tamaño, influye en sus emisiones a muchos niveles: la extracción de materias, la producción, el transporte, puesto que el peso del vehículo en movimiento influye en su consumo de energía y, finalmente, el reciclaje. Por ello, en su enfoque de ecodiseño, los diseñadores e ingenieros eliminaron el más mínimo kilogramo innecesario y buscaron un peso de 1.750 kilos, incluidas las baterías.
Un motor para combinar polivalencia y descarbonización
El Renault Emblème cuenta con un motor eléctrico bienergía, es decir, alimentado de dos maneras: mediante una batería recargable ‘clásica’, suficiente para el uso diario y mediante una pila de combustible de hidrógeno para viajes largos. Su arquitectura de propulsión adaptada sobre la base de la plataforma AmpR Medium acoge los diferentes elementos (motor eléctrico, batería, pila de combustible y depósito de hidrógeno) manteniendo un centro de gravedad de lo más bajo y un reparto de masas ideal para favorecer el rendimiento y la eficiencia.
El motor eléctrico de 160 kW (217 CV) del Emblème, libre de tierras raras, está alimentado por una pequeña batería NMC (40 kWh), más ligera, más barata, menos voluminosa y más eficiente que la de un vehículo eléctrico familiar de gran autonomía. Con esta, el Emblème ofrece una autonomía de varios cientos de kilómetros.
La pila de combustible PEMFC de 30 kW, alimentada con hidrógeno bajo en carbono a través de un depósito de 2,8 kilos de capacidad, proporciona la energía necesaria para cubrir las necesidades del vehículo en trayectos largos.
Esta configuración optimiza la polivalencia de este vehículo, que puede así completar un recorrido de hasta 1.000 kilómetros en un tiempo equivalente al de un vehículo térmico: sin recarga eléctrica, basta con dos repostajes de hidrógeno de menos de cinco minutos cada uno para proporcionar 350 kilómetros de autonomía. En un viaje típico entre París y Marsella, el 75% de la electricidad consumida por el vehículo es producida por la pila de combustible, sin otra emisión que agua.
Un método de trabajo novedoso
Guiada por un objetivo de descarbonización tan elevado, la creación del demo car Emblème requirió la implementación de nuevos métodos de trabajo. Nada menos que 20 socios, expertos en su campo, contribuyeron con Renault y Ampere al proyecto, aportando cada uno sus conocimientos tecnológicos o su ‘know-how’ para llegar a un 90% menos de CO2e (CO2 equivalente) durante todo el ciclo de vida del vehículo.
Este enfoque colectivo ha permitido gestionar una diversidad y una complejidad tecnológica sin precedentes en beneficio de ambiciosos objetivos de descarbonización.
Análisis del ciclo de vida del vehículo
El análisis del ciclo de vida o ACV es una herramienta científica que permite la evaluación cuantitativa de los impactos ambientales de un vehículo a lo largo de su vida (desde que nace hasta que va al desguace), desde la extracción de materias primas hasta la producción de componentes, pasando por el montaje, transporte, uso del vehículo y mantenimiento y, por último, su reciclaje.
Se trata de una herramienta multicriterio estandarizada a nivel internacional y utilizada por Renault. En particular, permite calcular el potencial de calentamiento global vinculado a las emisiones de gases de efecto invernadero medidas en CO2 equivalente (CO2e) por vehículo vendido. Renault ha elegido como base de cálculo el consumo real de sus vehículos a lo largo de 200.000 kilómetros.
Así, por ejemplo, el resultado del análisis del ciclo de vida del Megane E-Tech 100% eléctrico es de 24 toneladas. Esta cifra, casi la mitad que la de un modelo equivalente de combustible fósil (49 toneladas de CO2e para Captur con motor gasolina) demuestra que, en términos de CO2e, la movilidad 100% eléctrica es mucho más eficiente. Sobre esta base, la ambición del proyecto Emblème es lograr solo 5 toneladas de CO2e en toda la vida del vehículo, lo que supone una reducción de casi el 90%.
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