Solo hay un BMW Zagato Coupé

Solo hay un BMW Zagato Coupé

BMW lleva ya muchos años patrocinando el Concurso de Elegancia de Villa D’Este, y es también una tradición que en cada edición exponga una novedad o algún modelo clásico sorprendente. El año pasado fue el BMW 328 Hommage, un llamativo prototipo roadster inspirado en el coche de carreras que cumplía 75 años. En 2010 la estrella fue la reconstrucción del 328 Kamm Coupé de 1939 –el original acabó en un desguace– y, en 2009, el M1 Hommage, prototipo homenaje al M1 que fue portada de nuestra revista con gran éxito.

Este año han desvelado otro modelo único, pero totalmente homologado para rodar por carretera, el BMW Zagato Coupé. Este es su nombre oficial, aunque está claro que toma como base el actual Z4. La marca alemana no ha comunicado ni un solo dato técnico del coche –suponemos que han usado la versión biturbo SDrive 35i–, pero no hay que ser del CNI para descubrir su origen.

Por mucho que metimos el dedo en el ojo a los ingenieros y responsables de comunicación, no nos revelaron nada. En este BMW el interior permanece casi sin cambios respecto a un Z4 de serie, si bien incorpora nuevos tapizados. Evidentemente el valor del nuevo BMW Zagato está en su carrocería, que refleja y actualiza el origen de esta exposición. El Concorso nació en 1929 como una reunión de carroceros donde mostraban sus creaciones, muchas veces únicas. Del BMW Zagato solo se ha construido hasta la fecha una unidad –por lo que se trata de un one off, término con el que bautizamos a los modelos únicos–, y por acuerdo cerrado con su propietario-coleccionista de BMW, no está previsto que se fabriquen más si él no quiere.

A lo largo de su historia, BMW ha colaborado esporádicamente con carroceros italianos, y quizá el acuerdo más acertado sea el del diseño de Giugiaro para el M1 de 1978 con motor central. Hasta ahora había modelos de la firma germana firmados por Touring, Bertone o Vignale, pero curiosamente no por Zagato.

La firma carrocera italiana había triunfado en las dos últimas ediciones del Concorso ganando el premio al mejor diseño, y quizá eso haya impulsado a BMW a elegirlos como socios. Nuestros lectores recordaran el Alfa TZ3 Corsa de 2010 –un modelo único encargado por el coleccionista alemán Martin Kapp– y el Aston Martin V12 Zagato de 2011. El acuerdo para desarrollar el Z4 Zagato fue fácil teniendo en cuenta la buena relación que mantiene Adrian van Hooydonk, máximo responsable de diseño del BMW, con Andrea Zagato y con el jefe de diseño de la empresa milanesa, “el japonés más exclusivo” Norihiko Harada, un tipo que parece sacado del Renacimiento italiano.

La carrocería de aluminio del Zagato ha sido completamente fabricada a mano y ofrece rasgos muy característicos. El morro muy largo, el techo de doble burbuja típico de Zagato, y la cola cortada tipo Kamm. Por otra parte, el tratamiento que recibe la superficie de la carrocería es típico de los BMW más recientes. El diseñador Norihiko Harada lo ve así: “Para mí el Zagato Coupé tiene una magia muy especial. Expresa cierta espontaneidad, lo que combinado con las soluciones poco convencionales típicas de Zagato le otorgan una elegancia muy individual”.

El biplaza también ofrece una nueva interpretación de la clásica cara BMW, con los dobles faros redondos integrados y las grandes “ventanas” en el centro. Las tomas de aire frontales y salidas de refrigeración en las aletas delanteras y el capó –que “toca” las ruedas como en el Z4 de serie– remarcan la presencia de una mecánica de alto rendimiento. Un detalle curioso es que la rejilla delantera forma minúsculas letras Z. Otra Z cromada brilla bajo las salidas de aire laterales. En la vista lateral, otro rasgo típico del carrocero italiano es el corte casi vertical de la ventanilla trasera.

Los pasos de rueda anchos son habituales en otros cupés de la firma de Múnich, y la forma en que se integran con el alerón posterior potencian su dinamismo. En la parte trasera la zaga cortada o coda tronca, en italiano, fue muy usada por los fabricantes transalpinos a principios de los años sesenta. Su origen está en los estudios sobre eficacia aerodinámica del profesor Kamm, que se reflejaron en coches como los Alfa SZ y TZ diseñados por Zagato.

El diseño del mismísimo Ferrari 250 GTO estuvo influido por esta tendencia. Lo más llamativo de la zaga es que un gran panel transparente y oscurecido cubre toda la parte posterior, incluyendo unos pilotos tomados del Z4. Esta solución ya se ha visto en otros deportivos de Zagato y le da un aspecto más exótico y peculiar. En la parte baja del gran parachoques hay un difusor, rodeado por una salida de escape de forma trapezoidal en cada extremo.

Las llantas son de 19 pulgadas y el color Rosso Vivace de la carrocería también tiene miga, porque reafirma las formas del coche y es el fruto de una elaborada técnica. Depende de cómo le de la luz puede parecer desde algo cercano al negro hasta un rojo brillante. La primera capa es negra, seguida de un plata metalizado. Después van cuatro capas ultrafinas de rojo, y para terminar dos capas de laca. Afortunadamente este deportivo estará poco expuesto a roces y golpes, y pasará el resto de sus días cuidado con mimo en una espectacular colección al lado de otros BMW, como nos contó su responsable.

Este cuidado exquisito de cada detalle es otro de los rasgos que definen los grandes concursos de elegancia, como el que nos ocupa o el de Pebble Beach –en agosto, California–. El concurso italiano se celebra en el Hotel Villa d’Este, a orillas del lago Como, un remanso de paz que ha sido durante décadas un lugar de encuentro para la burguesía italiana más pudiente y reyes destronados.

Basta con decir que una habitación para el fin de semana cuesta unos 9.000 euros y muchos años ni hay durante los días del concurso. En este privilegiado ambiente sólo hay lugar para los coches más sensacionales, que normalmente están restaurados al detalle y vienen acompañados de los mejores coleccionistas del mundo. Son ya muchos años en los que el banquillo de CAR actúa como jurado en un evento sin precedentes, como también lo hemos venido haciendo en el Motor Show de Las Vegas. No obstante, tanto en Pebble Beach como Villa d’Este están adquiriendo una importancia creciente los trofeos a los coches mejor conservados en su estado original, sin restauración, una tendencia que celebramos y apoyamos. El mejor preservado de antes de la guerra fue un Voisin C25 de 1935, y de posguerra, un Porsche 917/K de 1969, dos piezas encontradas de un valor incalculable, pero por encima de los tres millones de euros para empezar a hablar con sus propietarios.

Los coches históricos participantes se dividieron en nueve grupos de seis coches cada uno. Además están los prototipos actuales, de los que se presentaron ocho, y nuestro BMW se encontraba entre ellos.

Los premios más importantes son la Copa d’Oro y el Trofeo BMW Group, aunque luego hay muchos más como el Auto&Design al coche más excitante, que por supuesto fue para el Lamborghini Countach LP400 naranja de 1975. El Automobile Club di Como concede un premio al coche que llega rodando desde más lejos –suponemos que aquí compiten pocos–, que fue para un Tatra 87 de 1939. La Coppa d’Oro –premio del público– se la llevó el Alfa Romeo 6C 1750 GS 6th Series Coupé con carrocería Figoni de 1933.

El jurado del Trofeo BMW Group, compuesto por expertos de talla internacional –incluyendo al batería de Pink Floyd, Nick Mason– premió al mismo coche, cuya carrocería bicolor blanco/negro recuerda mucho a la de un Bugatti. Este raro Alfa ha sido restaurado recientemente y no se había expuesto en ningún evento, algo muy valorado por nuestros colegas del jurado. Los Alfa son muy apreciados en Villa d’Este, y el año pasado el público dio la Copa de Oro a un Alfa 6C 2500 SS de 1942. El modelo elegido como Best of Show por el tribunal fue el maravilloso Alfa 33 Stradale de 1968.

Cada coche participante aparece en el listado oficial junto a su dueño, y el único español presente en esta edición fue el ya habitual  Oriol Vilanova, otra vez con Packard, pero esta vez con Twelve 15th Series convertible de 1937, que compitió en la categoría de Graceful Open Air-Style, para descapotables de antes de la II Guerra Mundial. En esta clase, el ganador fue un imbatible Mercedes 540K Spezial Roadster, joyas que se cotizan por encima de los cinco millones.

Dentro de los automóviles de ese periodo destacó el curiosísimo Rolls-Royce Phantom I Jonckheere Coupé de 1925, que fue llevado desde el museo Petersen de Los Ángeles por BMW Group. Lo recarrozaron en 1935 en Bélgica y por lo tanto la FIVA (Fédération Internacionale des Vehicules Anciens) no lo acepta para competir, pero en todo caso su línea y, sobre todo, sus puertas redondas causaron sensación. Por increíble que parezca, esta maravilla fue rescatada de un desguace de Nueva York en los años cincuenta y para nosotros debería haber sido el gran ganador, aunque solo fuese por su belleza y su empaque, pero así son las reglas del juego.

Esto es un poco como Eurovisión. Es raro que gane un español y más si la que compite es Remedios Amaya –“quién maneja mi barca…”–. Las diferentes categorías tienen títulos curiosos, como el de Pequeñas Joyas, donde se presentó desde un Porsche 550 a un Abarth-Fiat 500 Coupé Zagato de 1957, uno de los cinco fabricados. En este tipo de eventos los coches más valorados suelen ser los modelos de los años treinta –Alfa, Bugatti, Delahaye, Duesemberg, Mercedes, Voisin, etcétera– y después los deportivos de los años sesenta, especialmente los Ferrari. Una de las categorías estaba reservada a la marca italiana bajo el título de La Dinastía 250, y el premio fue para el rarísimo 250 GT Berlinetta Zagato de 1956.

Las joyas de los años sesenta también tuvieron su espacio en la clase Dolce Vita, con modelos para supermillonarios de la época, como el recientemente fallecido Gunther Sachs. Se expuso un Ferrari 400 Superamerica, un Maserati 5000 GT o un Lamborghini Miura SV/J. Pero donde estaban los auténticos pata negra de varios millones de euros cada uno fue en la clase Héroes de Le Mans, con el Aston Martin DBR1, un Ford GT40 Mk3, el Porsche 917 que mencionamos antes y dos Ferrari: un 250 GTO –uno se ha vendido hace poco en Inglaterra por 20 millones de euros– y un 250 LM, que el año pasado ya vimos en Goodwood.

La sección de concept cars y prototipos no estuvo tan animada como otros años, o quizá es que la abundancia de modelos híbridos y eléctricos dejó un poco fríos a los visitantes. Pudimos ver modelos que ya se han expuesto en salones internacionales como el Lexus LF-LC, el Rinspeed Dock+Go, el Italdesign Giugiaro Brivido o el Pininfarina Cambiano. El más raro de todos fue el Rimac Concept One, un deportivo eléctrico de fabricación croata.

Ir al Lago Como no es complicado, avión hasta Milán y una hora de autopista de peaje hasta los pies del agua. Lo demás no se lo contamos, se lo enseñamos. Todo es una vuelta atrás en un sueño hecho realidad donde la magia de la belleza de los coches se mezcla con la elegancia de las damas y el estilo de los barcos de madera que se amontonan en el pantalán del hotel.

 

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