No es la opción más extendida, pero algunas marcas siguen trabajando en el desarrollo de la tecnología del hidrógeno como alternativa en la movilidad limpia. BMW lleva un año poniendo a prueba a su X5 de pila, que se lanzará este mismo año en forma de una serie corta. El modelo acaba de sobrepasar sus pruebas en las extremas temperaturas de hasta -20 grados en Arjeplog, al norte de Suecia.
El objetivo, tras dedicar numerosas sesiones en laboratorio y en espacios controlados, era comprobar el rendimiento del sistema en circunstancias reales de frío, en las que los coches eléctricos sufren y experimentan reducciones en su autonomía.
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“El sistema de propulsión de pila de combustible de hidrógeno combina lo mejor de ambos mundos, independientemente de la época del año y de las temperaturas exteriores: ofrece la movilidad sin emisiones locales de un vehículo eléctrico y la capacidad de uso diario sin restricciones (incluidas las paradas cortas para repostar) que se conoce de los modelos con motor de combustión interna”, resume Jürgen Guldner, vicepresidente de Tecnología de Pila de Combustible de Hidrógeno y Proyectos de Vehículos del Grupo BMW.
Y es que la tecnología del hidrógeno cuenta con fuertes argumentos a su favor, pero también con pegas que hacen que todavía no sea una solución viable. Una de las principales es su escasa o nula infraestructura actual, además de lo que cuesta la creación de hidrogeneras.
En la marca alemana son conscientes de ello, como apunta Frank Weber, miembro del Consejo de Administración de BMW AG: “Para que podamos ofrecer a nuestros clientes un sistema de propulsión por pila de combustible como una atractiva solución de movilidad sostenible, también es necesario contar con una infraestructura de hidrógeno suficientemente amplia”.
Por ello, “BMW Group apoya los esfuerzos de la Comisión Europea para poner en marcha el Reglamento de Infraestructuras de Combustibles Alternativos (AFIR), que cubre el despliegue paralelo de estaciones de servicio de hidrógeno y una infraestructura de recarga eléctrica”, señala Guldner.
Es más, la compañía está presionando incluso para mejorar el plan inicial: se buscaba establecer que hubiera estaciones de recarga a 700 bares cada 150 kilómetros en las principales rutas de carreteras europeas, pero BMW quiere que los intervalos se reduzcan a 100 kilómetros y que la red esté lista para 2027.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.