La oferta de coches eléctricos es cada día mayor y también los usuarios que consideran esta alternativa energética en un nuevo escenario de movilidad, principalmente urbana. Obviamente se trata de vehículos muy diferentes a los convencionales y con particularidades marcadas, por lo que conviene realizar un análisis pormenorizado de las necesidades y exigencias de cada automovilista antes de decidirse por la compra de una tecnología que no es precisamente asequible, al menos por momento.
Un planteamiento aplicable a la adquisición de otro vehículo, prácticamente de cualquier bien de cierta entidad, pero que adquiere una dimensión más relevante cuando son tantas los matices de la electrificación.
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Más allá de los debates a favor o en contra de esta auténtica revolución de la automoción, carentes de sentido puesto que resulta imparable, lo importante es definir las circunstancias de cada caso para acertar en la elección. Estas son las cinco dudas claves que debe resolver quién esté pensando en comprar un coche eléctrico.
¿Para qué lo voy a usar?
Es la incógnita que se debe despejar en primer lugar. Hoy en día pensar en un eléctrico como coche único supone una apuesta cuando menos arriesgada. En el entorno urbano sus ventajas son indiscutibles y su autonomía más que suficiente para un uso en recorridos medios, pero en carretera la cosa se complica. Los modelos actuales más caros tienen un mayor alcance, pero desde luego insuficiente para lanzarse a cruzar España sin una planificación minuciosa y bastantes condicionantes.
En este sentido, como ocurre con los consumos de combustible en los modelos de combustión, no se debe asumir que el mejor escenario de las homologaciones se ajusta a la realidad, cualquier dato de autonomía teórica debe ser puesto en cuarentena cuando se extrapola a la realidad, sólo la experiencia de uso ofrece datos fiables al respecto. Así que los conductores urbanos tienen mucho ganado en este sentido, todo lo contrario que los viajeros empedernidos.
¿Me beneficio de sus ventajas?
Asumir los inconvenientes actuales de un coche eléctrico puede compensarse si se disfrutan todas sus ventajas. Es evidente que es valioso que no contaminen y que no se deba gastar en gasolina, pero su uso tendrá más sentido si además se añaden los puntos a favor del etiquetado 0 de la DGT: aparcamiento libre en las zonas reguladas, acceso ilimitado a los centros urbanos, circulación en cualquier circunstancia por los carriles de alta ocupación, rebajas en el impuesto de circulación, acceso gratuito a algunas autopistas… Si nada de esto tiene trascendencia en nuestro día a día, obviamente un automóvil sin emisiones pierde una parte de sus alicientes.
¿Puedo recargarlo con facilidad?
En un eléctrico no hay que echar combustible pero sí recargar la batería. Los puntos públicos, la mayoría de pago, son todavía escasos y no se puede confiar exclusivamente en ellos para la tarea: pueden estar ocupados cuando los necesitemos, averiados o localizados en un lugar que no se adapta a nuestra ruta. Por ello es aconsejable disponer de un punto de recarga frecuente garantizada, sea en el domicilio del conductor, en su trabajo o en otra ubicación. Sin acceso a este servicio básico la utilización de un eléctrico se complica de forma significativa en estos momentos.
¿Cuento con flexibilidad para las recargas?
Además de contar con un punto de recarga se debe tener en cuenta que el proceso no se completa en minutos, como en un repostaje de combustible, sino que puede llegar a durar horas (entre dos y doce) dependiendo de la velocidad de cada poste de energía. Por tanto, el usuario de un eléctrico debe asumir que necesitara cierta flexibilidad con su vehículo, que puede verse condicionado por la carga de la batería y el tiempo necesario para ello.
Podemos pensar que tenemos autonomía suficiente para nuestros compromisos diarios y, sin embargo, encontrarnos con complicaciones si nos surge un imprevisto. Quizá una alternativa de movilidad, como el transporte público o un coche compartido, solucione el problema puntual aunque hay que tener en cuenta esta dinámica antes de dar el paso de elegir un coche 100% eléctrico.
¿Puedo pagarlo?
Cierto es que con un coche eléctrico se ahorra básicamente en impuestos y en combustible porque la ventaja del precio de la electricidad respecto a cualquier combustible es abrumadora. En contrapartida debemos coincidir en que, por el momento, el coste de adquisición de estos vehículos es significativamente superior al de otro correspondiente de combustión, incluso si se llega a disfrutar de alguna de las ayudas públicas a la compra. Así que es obligado calcular si ese diferencial se compensa con las ventajas del resto de los conceptos, que son muchas, si es que existe una motivación principalmente económica detrás de la elección de un eléctrico.
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Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.