Más potencia y menos peso. La clásica fórmula para conseguir buen rendimiento en el mundo del motor, aplicada para crear un escultural monoplaza eléctrico. Así es el Ekonk de origen indio. Llama la atención por su atrevido diseño, con un estilo barchetta sin parabrisas que pone especial énfasis en la aerodinámica.
El frontal del Ekonk es muy delgado e incisivo, para mejorar la penetración del aire. Solo rompe la uniformidad de la carrocería el hueco para el piloto: las ruedas están perfectamente integradas y las del eje trasero directamente van carenadas.
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En la zaga el toque vistoso lo aportan los grupos ópticos en forma de tiras LED horizontales. Pero en el deportivo eléctrico nada es meramente estético, y es que se basa en un principio clásico: la forma sigue a la función. El formato asegura un centro de gravedad bajo, así como un gran flujo de aire.
Esta es una de las claves del Ekonk, ya que es el elemento encargado de refrigerar las baterías, en lugar de hacerlo por líquido, como suele ser habitual en los coches eléctricos.
El fundador de la compañía, Chunky Vazirani, explica que busca imitar la manera en la que los seres humanos regulan su temperatura al transpirar por la piel, pero no ha ofrecido más datos.
Sin embargo, el sistema resulta clave para rebajar el peso de las baterías, algo capital para conseguir que un modelo a pilas consiga un peso tan bajo como los 738 kilos que marca sobre la báscula el Ekonk. De hecho, con un sistema de propulsión 100% eléctrico de 732 CV, está cerca de conseguir la relación peso/potencia de un CV por kilo.
Esto hace que presente unas prestaciones espectaculares: acelera de 0 a 100 km/h en 2,54 segundos (lo que le sitúa entre los coches más rápidos del mundo) y llega hasta los 309 km/h de velocidad punta.
Por el momento no se ha dado una fecha de llegada a producción para el Ekonk, pero la compañía está abierta a realizar colaboraciones con otros fabricantes para llevarlo a buen puerto.
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