Las cifras de ventas de coches eléctricos suelen hablar de Europa, Estados Unidos o China. También de países con peso en sus continentes: sin embargo, existe un pequeño país cuya electrificación es casi tan intensa como la de Noruega.
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No figura en la lista de los gigantes económicos mundiales, pero, en 2024, el 76% de los coches nuevos que se vendieron en este país fueron eléctricos: la media mundial se sitúa en torno al 20%.
Lo más interesante es que, hace cinco años, ese porcentaje era casi cero. Ahora, la cuota de mercado de los coches eléctricos en Nepal sólo está por debajo de unos pocos países como Noruega o Singapur.
Todo empezó en 2015
Tal y como explica The New York Times, este crecimiento tiene una explicación: la hidroelectricidad. Fue en 2015 cuando Nepal vivió una crisis energética con India, que redujo las importaciones de petróleo: su mayor fuente de energía en aquel momento.

El Gobierno de Nepal decidió, entonces, invertir en energía hidroeléctrica y en infraestructuras de red para proporcionar fuentes de electricidad baratas y no contaminantes. A esto hay que añadir la política fiscal que los coches eléctricos tienen en este país.
Para abaratarlos, el gobierno estableció que, como máximo, los impuestos combinados de estos vehículos sería del 40%: el de los modelos con motor de combustión es del 180%. Como resultado, algunos eléctricos cuestan menos que sus equivalentes de gasolina: una diferencia que puede ser de miles de euros.
Estaciones de carga
Por otro lado, Nepal ha instalado 62 estaciones de carga en Katmandú, la capital, y en las carreteras de todo el país. Facilitó que cualquiera pudiera poner cargadores, aplicó tarifas insignificantes para su importación y regaló transformadores, el componente más caro.

El gobierno ha fijado los costes de la electricidad para los cargadores a precios inferiores a los del mercado: con esta medida, repostar un coche de gasolina costaba unas 15 veces más que cargar uno eléctrico. Eso bastó para que hoteles, restaurantes, áreas de servicio… instalaran cargadores por su cuenta.
Hay una cara B
Eso sí, la apuesta de Nepal por los coches eléctricos tiene una cara B. Ahora, el banco central del país ha duplicado los requisitos de pago inicial para este tipo de vehículos y se han ido incrementando los aranceles sobre ellos.
El gobierno tampoco tiene un plan para la recogida o el reciclaje de las baterías y las estaciones de carga no han llegado a todas partes. Además, muchos propietarios conviven con la incertidumbre de qué pasará si la batería llega al final de su vida útil o cuánto costarán las reparaciones cuando expiren las garantías.
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