Llega el verano y en periodo de vacaciones muchos dueños emprenden con sus mascotas viajes largos por carretera durante los cuales los animales suelen acusar nerviosismo y un evidente malestar.
Sin embargo, ahora se ha comprobado que el estrés del viaje de las mascotas se reduce considerablemente en los coches eléctricos, cuyas características mecánicas y las derivadas de su conducción no resulta tan molestas para los ocupantes.
Es la conclusión de un estudio realizado por la Universidad de Lincoln (Reino Unido) en colaboración con la plataforma de venta de coches CarGurus. Y tras analizar los resultados, los investigadores han comprobado que los perros en general prefieren viajar en coches eléctricos a cuando lo hacen en los convencionales con motor de combustión.
Ansiedad y mareo
Para llevar a cabo la investigación, se filmó el comportamiento de 20 perros de diferentes razas para detectar signos de nerviosismo, malestar o cansancio. Y, simultáneamente, un equipo dirigido por el Dr. Daniel Mills, profesor de Veterinaria de la Universidad de Lincoln, monitorizó a los animales para registrar sus constantes biológicas.
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Después de realizar el mismo trayecto en dos modelos de coche con mecánicas diferentes y que incluía un descanso de una hora, cuando viajaban en coches de motor diésel los perros presentaron signos de mayor nerviosismo y manifestaron más estrés en sus signos vitales.
La sobreexcitación causada por el viaje se constató por igual en los coches eléctricos como en los de motor diésel. Pero en estos últimos la mitad de los perros estudiados manifestaron mayores signos de ansiedad y presentaron náuseas por mareo.
Más silencio y menos vibraciones
En los coches eléctricos, totalmente silenciosos en su funcionamiento y con menos vibraciones mecánicas, las mascotas se mostraron mucho más tranquilas y no expresaron tanto su angustia con lloros o gemidos como ocurrió en los de motor diésel.
De hecho, la monitorización realizada por los investigadores registró un ritmo cardiaco hasta un 30% inferior en los perros que viajaban en los eléctricos, disminuyendo así considerablemente la aparición de mareos.
Además, en los coches a batería, las mascotas demostraron viajar mucho más tranquilas al permanecer tumbadas en el suelo del habitáculo un tiempo hasta 50% superior durante el mismo trayecto.
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