Por qué el final para muchos motores de combustión llegará antes de lo previsto

La Comisión Europea ha presentado el documento que detalla la futura norma Euro 7, que rebajará en 2025 los límites de emisiones.

El pasado jueves 10 de noviembre, la Comisión Europea presentó en el parlamento comunitario la propuesta de los términos en los que será aplicada la normativa Euro 7 sobre emisiones contaminantes.

Todavía tiene que ser aprobada con unanimidad por todos los países integrantes de la UE y por el propio parlamento, pero lo que ya es irrevocable es su entrada en vigor a partir del 1 de julio de 2025. Tendrán que cumplirla todos los vehículos nuevos que se vendan a partir de esa fecha. 

En esta nueva disposición están incluidos automóviles, furgonetas, camiones y autobuses. Y aunque su contenido no ha sido tan restrictivo como se anunciaba, modifica ciertas metodologías para la homologación de los vehículos, más realistas.

También fija unos nuevos límites de emisión de gases y partículas finas producidas por la combustión, diferentes según el tipo de vehículo y el combustible, pero casi todos por debajo de los actuales. 

Sobre todo en el caso de los diésel, cuyo límite de emisiones de NOx baja con la nueva ley de 80 a 60 mg/km, lo que probablemente va a dictar su sentencia definitiva.

El objetivo es reducir un 35% las emisiones totales en 2035, fecha en la que ya se ha establecido la prohibición de comercializar en Europa vehículos con motores convencionales. 

Sensores de emisiones obligatorios

Pero hay más novedades, porque la nueva ley contempla por primera vez la medición de otro tipo de contaminantes, como el amoniaco, derivado de la quema de hidrocarburos (20 mg/km).

Y también se vigilará la presencia de algunos elementos ajenos a los carburantes que emiten los modelos 100% eléctricos. Se trata de las partículas que se desprenden por rozamiento en los frenos y los neumáticos, cuyo límite permitido máximo será de 7 mg/km hasta 2034 y que bajará después a 3 mg/km. 

Otra innovación que llega con la Euro 7 será la obligatoriedad de equipar unos sensores que midan el historial completo de emisiones a lo largo de toda la vida útil del vehículo. Y, en los motores de gasolina, también se establece un límite en la emisión de vapores a la atmósfera durante el repostaje (0,50 g/l).   

¿Pero se cumplirá el fin de los térmicos en 2035? La realidad es que la muerte de las mecánicas de gasolina y diésel puede adelantarse, teniendo en cuenta las restricciones anunciadas en la próxima Euro 7.

Unas exigencias que limitarán aún más las posibilidades de desarrollar nuevos modelos que lleven un motor convencional, incluidos los de mecánicas híbridas. 

Modelos tradicionales que ya no son rentables

La mayoría de los fabricantes están dejando de ofrecer coches urbanos y compactos. Por ejemplo, ya han desaparecido de los catálogos los Citroën C1, Peugeot 108 y Opel Karl.

Y en breve les seguirán otros que en su día fueron populares, como el Ford Fiesta, que dejará de fabricarse en 2023, o los Audi A1, Renault Twingo y Volkswagen Polo. O el que igualmente fuese un superventas en su categoría, el Ford Focus, que también ha anunciado su despedida definitiva para 2025.

Son en su mayoría modelos con una larga trayectoria, pero que ya no tendrán sustitutos con mecánica convencional y en todo caso van a ser reemplazados por otros coches de diferente concepción y tecnología 100% eléctrica. 

Y lo mismo podría pasar en otras categorías donde para los fabricantes no compense la inversión para mantenerse por debajo de las limitaciones legales. La moda SUV ha relegado segmentos que en otros tiempos tenían mucho éxito, como los otrora popularísimos compactos o las berlinas tradicionales, que ahora han sido reemplazados por modelos de carrocería de tipo crossover.

Menos margen de beneficio

Para las marcas, el coste de adaptar los motores a las nuevas exigencias crece y los márgenes de beneficio merman. Por lo que muchas prefieren invertir en modelos eléctricos puros para que sus gamas cumplan en conjunto con los límites de emisiones adjudicados para cada fabricante según su producción. 

Por todo lo anterior, es muy previsible que los fabricantes generalistas se centren solo en los modelos tradicionales que garanticen un gran volumen de ventas y abandonen paulatinamente otros segmentos menos rentables en favor de dar el salto definitivo a eléctricos.

Una circunstancia que, junto con la creciente presión medioambiental, podría acelerar la desaparición en la oferta automovilística de muchos motores de combustión, incluso antes de llegar a su prohibición en 2035.

Es más que previsible que, cuando el 1 de julio de 2025 entre en vigor la normativa Euro 7 (dos años más tarde para camiones y autobuses), muchos fabricantes ya habrán renunciado a seguir fabricando motores de combustión por el elevado coste que supondrá su adaptación.

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