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El Autopilot de Tesla ha hecho correr ríos de tinta desde que los automóviles eléctricos instalaron una protoversión allá por 2015. El Autopilot de Tesla es un conjunto de funciones de ayuda a la conducción (ADAS) ofrecido que, hasta estos momentos, solo alcanza el Nivel 2 de conducción autónoma.
Sus funciones incluyen, entre otras, el centrado en el carril, control de crucero adaptativo, cambios automáticos de carril, navegación semiautónoma en algunas carreteras y aparcamiento automático. Aunque el vehículo puede ejecutar por sí mismo todas estas funciones, el conductor es el responsable y el coche requiere supervisión constante.
El mayor problema al que se enfrenta la compañía de Elon Musk, y que se convierte en munición para sus detractores, es la gran cifra de accidentes que ha causado desde que vio la luz. Un informe de The Washington Post basado en los datos de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés) ha dejado al descubierto la cifra de 736 accidentes en Estados Unidos contabilizados por culpa del Autopilot.
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En la mayoría de los países, la normativa no permite todavía el uso pleno de sistemas de conducción autónoma. Por ello, los conductores deben llevar continuamente las manos en el volante. Los fabricantes usan la tecnología para asegurarse de ello.
Si un conductor aparta las manos del volante, a los pocos segundos, una señal acústica y una ilustración en el cuadro de instrumentos le recuerdan que debe volver a sujetarlo. Esta función detecta la fuerza casi imperceptible que ejerce el peso de las manos sobre el aro.
El truco de la naranja
Sin embargo, se puede engañar con facilidad al Autopilot. Un usuario del portal Tesla Reporter demostró con un vídeo que basta una simple naranja para hacerlo. La trampa es sencilla. Una vez que se ha conectado el sistema de conducción automática, tan solo hay que insertar la pieza de fruta entre el aro y el corazón del volante.
La presión que ejerce el cítrico es capaz de engañar a los sensores y que no ejecuten las señales acústicas y de movimiento del propio volante para que mantenga el vehículo dentro del carril y la distancia con el vehículo precedente. De esta manera el coche se conduce por sí mismo, mientras que el conductor puede dedicarse a otros menesteres.
Gracias a este truco, en el video de YouTube que cuenta con miles de reproducciones, se puede ver cómo el coche fue capaz de recorrer 25 millas (algo más de 40 kilómetros) a una velocidad máxima de 70 km/h sin tener que colocar las manos sobre el volante.
Buenafuente y Berto
El duo de humoristas rescató una anécdota muy parecida en el episodio que daba el pistoletazo de salida a la nueva temporada de su podcast ‘Nadie Sabe Nada’. Comenzaron hablando de los usuarios de Tesla: “Son un grupo apasionado por la tecnología, al mismo nivel que los que tienen una freidora de aire y no puede dejar de hablar de ella. El que tiene un Tesla está dispuesto a contarte todo de la experiencia de conducción”.
Tras otros chascarrillos sobre los propietarios de los coches de Elon Musk, pasaron a contar la anécdota de la naranja: “En España, por legislación, el coche no puede conducir solo. Tesla tiene un sistema por el cual tienes que tocar el volante cada 20 segundos para que el coche no se pare. El otro día en Madrid pararon a un tío en la M-40 que había puesto una naranja en el volante”.
Y continuaron: “Este hombre se echa hacia atrás en el asiento, apoya la cabeza contra el reposacabezas y se ata una cinta que le coge la cabeza, por detrás, para que no se le cayera. Que no pareciera que Stephen Hawking estaba conduciendo. Nuestra teoría es que llevaba varias horas dando vueltas por Madrid y eso hizo saltar algunas alarmas. Lo detuvieron porque le hicieron una foto con la boca abierta y alguien pensó que ese hombre iba dormido”.
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