Ante la falta de infraestructura de recarga, ¿por qué no utilizar las farolas como puntos de carga para vehículos eléctricos? Esta ha sido la premisa de Galp, la compañía energética, para poner soluciones a los problemas que frenan la electromovilidad.
Parece una fantasía, pero es una realidad. Así lo ha anunciado la propia compañía, que tiene la mayor red de Portugal de recarga para vehículos eléctricos. Su proyecto aprovecha la infraestructura eléctrica ya existente para abastecer el alumbrado público.
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Por el momento, este proyecto está solo disponible en Portugal, pero la cercanía del país luso y la existencia de programas de Galp con las baterías de los vehículos eléctricos en el nuestro en el centro hacen pensar que esta idea llegará más pronto que tarde a España.
Lisboa y Oporto han sido los centros urbanos donde Galp ha desplegado sus proyectos pilotos para convertir las farolas en puntos de carga. La base de este plan es aprovechar la infraestructura eléctrica preexistente, la que abastece las farolas, y sacar de ahí cargadores que sirvan para cargar las baterías de los vehículos electrificados.
Las ventajas son varias. Primero, se amplia la red de recarga, uno de los problemas a los que se enfrentan los coches eléctricos. Segundo, se reduce el tiempo de instalación de estos cargadores y el espacio que estos puntos de carga ocupan en las aceras de las ciudades. Y, tercero, se abaratan los costes.
La solución a una necesidad
El EVP Comercial en Galp, João Diogo Marques da Silva, ha comentado que esta solución de recarga “trata una necesidad acuciante en los grandes centros urbanos”. “En las áreas metropolitanas de Lisboa y Oporto, por ejemplo, más de la mitad de las viviendas familiares no disponen de aparcamiento o garaje, lo que significa que los puntos de recarga tendrán que ser proporcionados por la red pública a través de soluciones como esta”, añade.
En España, Galp ha puesto en marcha otro proyecto bajo el nombre ‘Second Life Batteries’ en su estación de Alcalá de Henares. El objetivo de este programa es la reutilización de baterías de vehículos eléctricos al final de su vida útil para alimentar la red de cargadores ultrarrápidos. Así, se pueden cargar hasta nueve vehículos utilizando una potencia mínima de la red.
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