Una norma europea obligará, a partir del 1 de julio, a los fabricantes europeos de neumáticos a mostrar el nivel de eficiencia de sus productos. Una etiqueta -como ocurre ahora con los electrodomésticos- tendrá que mostrar claramente la resistencia a la rodadura, la adherencia y el nivel de ruido de la cubierta.
Hasta ahora el nivel de eficiencia de unas ruedas se quedaba en las declaraciones del fabricante, pero dentro de poco será un laboratorio oficial quien lo certifique. Pero esta etiqueta -a diferencia de la que aparece en las bombillas, por ejemplo- será doble, ya que incluirá otra calificación en función de su adherencia al asfalto con el suelo mojado.
Esta doble calificación se debe a que ahorro (resistencia a la rodadura) y adherencia son valores contrapuestos. Según comenta Hugo Ureta, responsable de comunicación técnica de Michelín, “se puede fabricar una rueda que tenga poca resistencia a la rodadura y por tanto un bajo consumo, pero que sin embargo se agarre poco. Y al revés, que se agarre mucho, pero consuma más combustible. Lo difícil está en conseguir un producto equilibrado que una lo mejor de ambas cosas”.
De ahí que la lectura de estas dos variables dé al consumidor una idea más clara del nivel del neumático. Es cierto que es un primer paso en el etiquetado, pero resulta insuficiente. De hecho, son muchos más los factores que influyen en la calidad de un producto tan complejo como una cubierta. Por poner un ejemplo, quedan fuera del análisis la adherencia en seco, en curva o la durabilidad de la goma.
En el apartado de eficiencia energética, la diferencia entre el neumático más eficiente (categoría A) y el menos eficiente (categoría G) está en unos 0,5 litros de combustible a los 100 kilómetros, lo que puede suponer un ahorro importante a lo largo de la vida de un juego de ruedas.
En cuanto a la seguridad, la diferencia entre A y G (mejor y peor) es también notable. Si el vehículo circula sobre un piso mojado a 85 km/h, las cubiertas A frenarán el coche 18 metros antes que las G.
La etiqueta se complementa mostrando el nivel de ruido que se percibe en el exterior cuando el coche está rodando; es decir, la contaminación acústica que producen los neumáticos medida en decibelios.
De tal forma, a partir del 1 de julio, todas las cubiertas deberán fabricarse con su correspondiente etiqueta y, a partir del 1 de noviembre, esta será obligatoria para que se puedan vender. Solo quedarán exentos los neumáticos fabricados antes de julio de este año.
La norma afecta a las cubiertas de turismos, todoterrenos, furgonetas, camiones y autobuses, no así a las de motos y a los vehículos industriales, siempre y cuando no sean recauchutadas, de off road, competición, lleven clavos o pertenezcan a series limitadas para vehículos de colección.
Esta información deberá ir no solo en la etiqueta, sino también en la documentación técnica de los coches nuevos, en la información disponible en Internet y en la factura del taller cuando se renueven los neumáticos.
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