Los patinetes eléctricos pueblan el ecosistema de las ciudades. Estos vehículos de movilidad personal (VMP) se han convertido en una de las mejores armas para sortear los atascos de las grandes urbes. Además, muchas ventajas, entre ellas su facilidad de uso, su nulo impacto medioambiental durante el uso, su precio o la sencillez de las recargas, ya que no se necesita un enchufe especial.
Aunque también cuentan con una parte sombría. En los últimos tiempos, el aumento de accidentes con estos VMP es constante. Entre 2019 y 2021 se produjeron 1.300 accidentes, que arrojaron 16 fallecidos.
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La velocidad máxima legal de los VMP es de 25 km/h y en los patinetes eléctricos a la venta está limitada electrónicamente para que no supere esa cifra, pero internet está llena de tutoriales para saltarse la homologación. Sin embargo, hay poderosas razones que desaconsejan esta práctica.
Riesgo de averías
Al manipular la programación de un patinete eléctrico (para que corra más, por ejemplo), se está modificando el sistema informático, lo que podría generar un mal funcionamiento y a la larga acabar con la vida útil del vehículo.
Además, si el patinete se manipula para que alcance más velocidad, lo más normal es que con el nuevo régimen de giro se produzcan sobrecalentamientos que dañen el motor. Otro problema derivado es la autonomía, ya que al exigirle más potencia a la batería bajará su rango.
Las ruedas también sufrirán más desgaste debido al aumento de velocidad, y los frenos que se fatigarán más para detener el patinete. Estos dos elementos son los más propensos a causar un accidente al desgastarse. El resto de componentes también han sido homologados para trabajar a una velocidad máxima, por lo que se está poniendo en riesgo su fiabilidad.
Pérdida de garantía
Otro de los problemas a los que se enfrenta el usuario que manipule el patinete eléctrico es la pérdida de garantía. El fabricante evitará hacerse cargo de cualquier fallo mecánico de un dispositivo manipulado.
Gracias a la electrónica y las herramientas de control actuales, cualquier servicio técnico es capaz de identificar las modificaciones realizadas. El propietario deberá asumir todos los gastos.
Multas
Y para concluir, y no menos importante, está el problema de las sanciones. Cuando un patinete eléctrico se homologa, lo hace para que se ajusten todos sus componentes a los parámetros de velocidad establecidos. Cuando se manipula para que esté por encima de sus capacidades, se juega con la seguridad.
Por eso, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado tienen la obligación de comprobar y perseguir estas alteraciones como si de cualquier vehículo a motor se tratara. Como se ha comentado, la velocidad máxima a la que puede circular un patinete eléctrico son 25 km/h.
Los vehículos manipulados que ofrezcan prestaciones superiores y no cumplan los requisitos del reglamento de la Unión Europea podrán ser multados con una sanción económica de 500 euros. Además, se puede requisar o inmovilizar el patinete y prohibir su posterior circulación.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.