La feria de los coches eléctricos y un pedazo de chatarra

VEM2021 aglutina en la plaza de Colón de Madrid, hasta el 19 de septiembre, buena parte de la oferta de vehículos sin emisiones.

VEM2021

Foto: VEM2021

Cuando la feria del Vehículo Eléctrico de Madrid (VEM2021, hasta el 19 de septiembre en la plaza de Colón) sea simplemente la feria del coche, porque ya no se vendan más que modelos eléctricos, no ocurrirá lo que sucedía hoy en un aparcamiento público a la entrada, turismos haciendo cola subterránea y casi todos con el motor encendido, humeando sin necesidad. Había solo un par de eléctricos en la fila, uno de ellos participante en la feria. 

El coche eléctrico apenas tiene peso en el mercado, pero “despierta curiosidad y entusiasmo”, en palabras del director general de la asociación para el impulso de la movilidad eléctrica AEDIVE, Arturo Pérez de Lucia. Tardará lo que tarde, pero la automoción será eléctrica, vaticina.

A la muestra se han asomado 15 fabricantes con sus vehículos (hasta tres y cuatro modelos distintos, en algunos casos) y cada vez serán más. Todos los fabricantes habrán electrificado sus gamas, en mayor o menor grado, antes de ocho años.

Había gente en la feria, sobre todo alrededor del SUV de Smart, todavía prototipo y por eso mismo llamativo, aunque en realidad su diseño se acerca al definitivo. Un todocamino compacto de 4,29 metros de longitud que solo se venderá con mecánica 100% eléctrica y según la marca ofrecerá hasta 430 kilómetros de autonomía oficial WLTP. También despertaba interés el Nissan Ariya, por primera vez a la vista fuera de Japón, de diseño futurista, porte elevado y más de 500 kilómetros de autonomía. Pronto se venderá en España.  

Y pegados a la acera de la calle de Goya, en un costado de la plaza de Colón, otros cuantos modelos en fila, fuera de la propia feria y a la espera de conductor: varios Mini eléctricos, unidades de Opel (Corsa-e y Mokka-e), un Peugeot e-2008 y un BMW iX3, entre otros. Pues una de las gracias de la VEM2021 es que los coches se puede probar allí mismo, previa solicitud en las carpas de las marcas. “Una de las principales barrreras que tiene la movilidad sin emisiones es el desconocimiento: necesitamos que la gente se familiarice con el vehículo eléctrico y su ecosistema, como la infraestructura de recarga y los servicios de movilidad”, explica Pérez de Lucia. “Y esta feria permite mostrar al ciudadano que hay vehículos para todas las categorías y necesidades”, añade.

En Nissan Ariya mostrado en VEM2021.

Curiosos y decididos

Un muchacho veinteañero aparece en la acera en compañía de su madre (con aspecto de poder comprar dos eléctricos de una tacada) para curiosear, hacerse una foto al lado del capó y dar una vuelta de media hora. Pero es la excepción, y en la idea coinciden los representantes de las marcas en VEM2021: los visitantes saben a lo que van, informados y con decisiones de compra casi tomadas. Saben lo que cuestan los eléctricos y conocen la todavía renqueante infraestructura de recarga, pero se animan a romper la baraja.

En la feria también están representadas las empresas que aportan el enchufe. Wenea es una de ellas, especializada en infraestructura rápida y ultrarrápida. “Tenemos una red propia de cargadores con potencias de 50, 100, 150 y 200 kW. Es cierto que muchos coches no soportan cargas tan rápidas, pero tenemos que ir por delante del mercado. Y quizá aún no tenemos el uso que quisiéramos, pero va creciendo”, relata Ángel Ortega, responsable de la red urbana de Wenea. 

Con experiencia anterior en la feria madrileña, Ortega resume la evolución de los conductores de coches eléctricos (que hace cinco o seis años llegaban al segmento “muy despistados”) con lo que le ocurrió a un cliente cuando él trabajaba gestionando una red púbica de recarga: compró un eléctrico un viernes, necesitó ayuda en persona para cargarlo, volvió a llamar dos horas después –“llorando”– para desenchufar la manguera y el lunes hizo la tercera llamada: quería recuperar el saldo de la tarjeta de recarga, porque había devuelto el coche. 

Proyecto piloto

“Eso ya no ocurre, la gente está muy informada”, corrobora el director de general de Cable Energía, Ignacio López, empresa que debuta en una feria que no solo muestra coches, bicis, motos y patinetes eléctricos, sino servicios laterales asociados a la movilidad eléctrica. El de esta compañía es un ejemplo: prepara con Nissan un proyecto piloto basado en unos cargadores con tecnología de ida y vuelta. Reciben energía de la red, pero también pueden devolverla. 

“Imagina que estamos en un edificio con cien vehículos conectados. Si el edificio tiene un pico de demanda, puede usar la energía almacenada en los coches y luego cargar esas baterías cuando la electricidad sea más barata, o cuando las plantas solares [que también instala la compañía] estén funcionando a máximo rendimiento”, resume López.  

Esta idea se puede trasladar a los coches particulares y a los cargadores residenciales. Con una aplicación en el móvil, el cliente decide si pone la energía de su batería a disposición de la empresa. En una prueba piloto similar en Reino Unido, los propietarios de los vehículos obtuvieron un retorno medio de 1.000 euros anuales.  

“Queremos comprobar los beneficios de este sistema, que optimiza el consumo de energía”, explica el experto en infraestructuras de recarga de Nissan Xavi Pons. También él aprecia un mercado más maduro. “Ahora nuestra tarea es explicar a los visitantes de la feria, y al automovilista en general, que los planes de expansión de la red de carga son muy ambiciosos. Eso marca la ruta y acabará homologando los eléctricos a los vehículos de combustión”, sostiene Pons. 

El precio excesivo de los turismos sin emisiones es otra de las barreras que pretende romper el sector. “La gente viene a la feria con entusiasmo, pero se mantienen las reticencias, en parte, por la idea de que los eléctricos son más caros. Es cierto que los precios aún no se han equiparado, pero luego hay unos costes recurrentes [el precio de la energía y el mantenimiento, por ejemplo] gracias a los cuales son competitivos”. 

Y son el futuro, como quiere mostrar muy gráficamente la carpa de la Comunidad de Madrid en VEM2021: allí exhibe un coche del año 2000 achatarrado, como abandonado en una esquina y discreto, pero significativo.

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Sergio Amadoz

Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).

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