Cualquier automovilista que en un control de alcoholemia supere la cifra de 0,25 (0,15 para los conductores profesionales y noveles) deberá abandonar el asiento del conductor y recibirá una sanción.
Ese dato que aparece en el alcoholímetro, expresado en miligramos por litro de aire espirado, revela a su vez (y con exactitud, según ha demostrado la ciencia) la cantidad de alcohol en sangre. En este caso, equivaldría a 0,50 gramos (0,30 para noveles y profesionales), el límite legal.
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El alcohol llega a las venas y las arterias por medio del aparato digestivo. Su mayor o menor presencia afecta al sistema nervioso y a la capacidad de conducción, pero no a todos los conductores por igual.
Qué influye en el nivel de alcohol
El nivel de alcohol en sangre depende de varios factores, según explica la DGT en su revista Tráfico y Seguridad Vial. Para empezar, de la cantidad de alcohol puro y del volumen de bebida ingeridos, ya que no es lo mismo tomar cerveza que licores de alta graduación, pues se procesan de manera diferente; y también influyen el sexo y el peso del conductor.
Hay otros factores que afectan también a la absorción del alcohol y, en consecuencia, al grado de alcoholemia. Entre ellos están la edad, la velocidad de consumo, el estado de salud y los medicamentos que se tomen.
De cualquier modo, el único nivel de alcoholemia seguro, como dice a menudo la Dirección General de Tráfico, es 0,0.
Cómo calcular el grado de alcoholemia
La DGT recuerda la fórmula que permite, en primer lugar, calcular el alcohol puro que llega al estómago. Se trata de multiplicar la graduación de la bebida (aparece siempre en la etiqueta de la botella) por la cantidad ingerida (en mililitros). El resultado se multiplica por 0,8 (densidad del alcohol) y después se divide por 100.
El siguiente paso es calcular el grado de alcoholemia de un modo aproximado. Para ello, se dividen los gramos de alcohol puro ingeridos (el resultado anterior) por el peso en kilos del bebedor.
Por último, se multiplica por 0,6 en el caso de las mujeres (por lo común, tiene una menor tolerancia al alcohol) y por 0,7 en el de los hombres. Así se llega a un resultado en gramos de alcohol por litro de sangre. El límite legal, como se decía al principio, es de 0,50 gramos.
La fórmula es solo aproximada, pues cada persona metaboliza el alcohol a una velocidad diferente y lo va eliminando también a un ritmo propio.
¿Y desde cuándo afecta?
La DGT recuerda que los efectos del alcohol se dejan sentir desde el primer momento, incluso por debajo de los límites legales. A partir de 0,30 gramos de alcohol por litro de sangre (que equivale a 0,15 en el alcoholímetro), “aumenta el tiempo de reacción, comienzan los problemas de coordinación y se subestima la velocidad”.
Por encima de los 0,50 gramos (es decir, ya fuera de la ley), empiezan los problemas de visión. Y más allá de los 0,80 gramos, fallan la atención y la coordinación, y la somnolencia es fuerte.
Alcohol y drogas: hasta seis puntos menos
Las sanciones relacionadas con la presencia de alcohol y drogas son algunas de las más duras de la ley de tráfico. Tanto por la sanción económica como por la retirada de puntos.
- Conducir con una tasa de alcohol superior a 0,50 miligramos por litro de aire espirado (resultado en el alcoholímetro).* >> Seis puntos y multa de 1.000 euros.
- Conducir con presencia de drogas en el organismo. >> Seis puntos y multa de 1.000 euros.
- Negarse a someterse a las pruebas de detección de alcohol o de la presencia de drogas en el organismo. >> Seis puntos y multa de 1.000 euros.
- Conducir con una tasa de alcohol entre 0,25 y 0,50 mg por litro de aire espirado**. >> Cuatro puntos multa de 500 euros.
*En caso de profesionales y conductores noveles con menos de dos años de antigüedad, el límite se reduce a 0,30 mg/l.**En caso de profesionales y conductores noveles (con menos de dos años de antigüedad), el límite se sitúa entre 0,15 y 0,30 mg/l.
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