Los conductores tienen el derecho a comprobar si la cantidad de combustible que han echado es la que han pagado. Existe, para ello, un sencillo proceso: la prueba de la probeta, que llevan a cabo los trabajadores de las estaciones de servicio. ¿Qué pasa cuando el repostaje se hace en una gasolinera sin personal?
La respuesta a esta duda llega de la mano del Grupo Moure, donde está integrada Autonetoil: una cadena de gasolineras con autoservicio. Si un conductor quiere realizar la prueba de la probeta en uno de estos establecimientos y no hay personal, deberá llamar al teléfono de contacto que tiene que figurar en la estación de servicio.
El responsable de la zona acudirá a la gasolinera para efectuar la prueba ante el cliente para verificar el correcto funcionamiento del surtidor. Al mismo tiempo, apuntan que esta petición no es habitual: por ejemplo, hay estaciones en las que nunca han recibido este tipo de peticiones.
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La prueba de la probeta en una gasolinera sin personal
La prueba se lleva a cabo de la misma manera. El trabajador echará en la probeta una cantidad de combustible y los litros deben coincidir con los que el cliente ha pagado. Tras la revisión, la gasolina o el diésel se devuelven al depósito siguiendo las normas de seguridad.
Si la cantidad es inferior a la abonada, la gasolinera devolvería la diferencia al cliente. El operario, por su parte, debe avisar a los técnicos sobre el fallo para que calibren los surtidores: esta operación, igual que las pruebas anuales, deben hacerlas técnicos especializados u organismos de certificación autorizados.
¿Cómo revisan los surtidores?
En el caso de Autonetoil, trabajan con Madic. Sin embargo, las inspecciones son las mismas para todas las estaciones de servicio. Una vez al año, verifican, precisamente, el calibrado de los surtidores. Comparan el volumen dispensado con una medida de referencia para comprobar que es correcto.
Inspeccionan, también, los precintos de seguridad de los surtidores para cerciorarse de que no han sido manipulados o alterados. Llevan a cabo una inspección visual y funcional de los componentes esenciales (mangas, válvulas, conectores y lectores electrónicos), además de examinar los sellados.
Finalmente, inspeccionan la seguridad de los mismos para asegurarse de que cumplen con las normas establecidas: protecciones contra incendios, sistemas de desconexión de emergencia y otras medidas.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.