El descuido de dejar unas gafas en el salpicadero puede salirte muy caro

El interior de los automóviles se convierte, para muchos, en una extensión de su hogar, lo que lleva a dejar objetos cotidianos en él. Si bien a temperaturas moderadas el riesgo es mínimo, la situación cambia drásticamente cuando el calor aprieta, exigiendo una precaución extrema.

En pleno verano, la temperatura dentro de un coche aparcado puede superar los 60 °C. Este calor extremo representa un grave peligro para cualquier ocupante, por lo que nunca, bajo ninguna circunstancia, se debe dejar a niños o mascotas solos en el vehículo.

Sin embargo, no solo los seres vivos sufren las consecuencias de estas altas temperaturas. Muchos objetos aparentemente inofensivos pueden transformarse en una seria amenaza al dejarlos expuestos al sol dentro del coche.

Altas temperaturas

Así ha ocurrido en el condado de Nottinghamshire, en Inglaterra. Desde hace unas semanas, el Reino Unido se ha mantenido en alerta debido a las inusuales temperaturas que está sufriendo en esta época del año.

Las autoridades han pedido a los ciudadanos que extremen la precaución en las horas centrales del día, sobre todo en las personas mayores y niños pequeños, que no salgan a la calle y que se mantengan hidratados. Además, y tras el suceso ocurrido en Nottinghamshire, les han recomendado no dejar objetos en el habitáculo del coche.

Gafas de sol y el efecto lupa

El Servicio contra Incendios y de Rescate del condado ha informado de los graves desperfectos generados por el incendio provocado por unas gafas de sol en un vehículo de la ciudad. Unas gafas olvidadas en el salpicadero y las altas temperaturas provocaron un efecto lupa que hizo arder el material de plástico del tablero.

El incendio se extendió al volante, al panel de instrumentos y, sobre todo, al cristal del parabrisas. Este último, debido a la gran temperatura, comenzó a derretirse dejando un gran orificio.

Es necesario recordar que el efecto lupa es una de las principales causas de incendios forestales. Los rayos solares pasan a través del vidrio, este actúa a modo de embudo solar canalizando la energía y el calor, lo que hace que en contacto con un material inflamable se inicie un fuego de manera espontánea.