El real decreto que actualiza el catálogo de señales de tráfico del reglamento de circulación e incluye, por ejemplo, un stop son letras más grandes o un disco que prohíbe el paso a los patinetes eléctricos, suprime también algunas placas que han perdido sentido o se han quedado viejas porque la normativa ha cambiado.
De esas nueve no debería quedar rastro en el asfalto más allá del 1 de julio de 2026: los titulares de las vías tienen un margen de un año para retirarlas desde la entrada en vigor del texto legal.
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Señal R-308a. Prohibición de estacionamiento, en el lado de la calzada en que esté situada la señal, los días impares.
Señal R-308b. Prohibición de estacionamiento, en el lado de la calzada en que esté situada la señal, los días pares.
Señal S-6. Indica el final de un túnel, de un paso inferior o de un tramo de vía equiparado a túnel.
Señal S-21.1. Transitabilidad en tramo o puerto de montaña.
Señal S-21.2. Transitabilidad en tramo o puerto de montaña.
Señal S-21.3. Transitabilidad en tramo o puerto de montaña.
Señal S-30. Indica la zona de circulación especialmente acondicionada que está destinada en primer lugar a los peatones. La velocidad máxima de los vehículos está fijada en 30 kilómetros por hora. Los peatones tienen prioridad.
Señal S-31. Fin de zona a 30. Indica que se aplican de nuevo las normas generales de circulación.
Señal S-127. Indica en autopista o autovía la situación de un área de servicio.
Las nuevas señales, en cambio, irán llegando muy poco a poco a las carreteras por una cuestión práctica y de sostenibilidad. La renovación se realizará de forma progresiva y “coordinada con los ciclos de renovación habituales” para reducir las cargas administrativas y “optimizar el uso de los recursos públicos”, en palabras del Ministerio del Interior.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).