Las colisiones traseras y múltiples ocasionaron 19.205 accidentes con víctimas en 2023, según los datos recién publicados por la Dirección General de Tráfico (DGT). De este modo, los alcances causaron casi 5.000 siniestros más que las salidas de la vía.
Y aunque son mucho menos graves (149 fallecidos frente a 642), la DGT recuerda a menudo la importancia de mantener la distancia de seguridad. Pero ¿cuál debe ser esta exactamente? ¿cómo calcularla? No hay una respuesta tajante ni única. Depende de la capacidad del conductor, del estado del vehículo, de las circunstancias de la vía y, por supuesto, de la velocidad.
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Para hacerse una idea de las necesidades, hay que tener en cuenta que un automovilista medio (atento a la circulación y en plenas facultades, se entiende) tarda alrededor de un segundo en reaccionar ante un imprevisto. De este modo, si circula a 90 km/h, su coche avanza 25 metros antes de pisar el freno; después, necesita unos 40 o 45 metros adicionales para detener completamente el vehículo. En total, hasta 70 metros. Y la distancia necesaria crece notablemente a una mayor velocidad.
Marcas viales para la distancia de seguridad
Por eso, en algunas vías rápidas con mayor riesgo de accidente por alcance el entonces Ministerio de Fomento pintó en 2011 unas marcas (denominadas galones) que indican el espacio que debe respetarse con el coche precedente. Pero hay muchas carreteras sin esas señales horizontales.
Para esos casos, los trucos son diversos. Por ejemplo, y para no pillarse los dedos, Tráfico ha propuesto en ocasiones la llamada regla del cuadrado. Si se circula a 90 km/h, basta con multiplicar nueve por nueve para obtener una distancia de seguridad de 81 metros. En caso de 120 km/h (12 por 12), 144 metros, y así sucesivamente.
Pero no resulta sencillo ponerse a multiplicar en plena autopista ni tampoco, en realidad, calcular después esa distancia en la carretera respecto al coche que va delante. Lo más sencillo entonces será circular a unos tres segundos de distancia, independientemente de la velocidad a la que se conduzca.
Este tiempo resulta suficiente para reaccionar y detener el coche en caso de necesidad, así que basta con tomar un punto de referencia (una señal, por ejemplo) y empezar a contar el tiempo cuando pase el coche precedente. Si al llegar, no se han alcanzado los tres segundos, perfecto.
Pero ¿cómo se calcula ese lapso sin mirar el reloj? Es fácil, basta con pensar esto o decirlo en voz alta: mil ciento uno, mil ciento dos, mil ciento tres. A un ritmo normal, son tres segundos. Y si el piso está mojado, convendrá añadir otro segundo: mil ciento cuatro.
Además, no se trata solo de evitar el riesgo. La ley de tráfico exige al conductor de un vehículo que circule detrás de otro “dejar entre ambos un espacio libre que le permita detenerse, en caso de frenada brusca, sin colisionar con él”. De lo contrario, se expone a una multa de 200 euros y la retirada de cuatro puntos del carnet.
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