Las luces de emergencia, también conocidas como luces ‘warning’ no son un comodín para aparcar en doble fila ni para avisar de que llegas tarde.
Según el artículo 109 del Reglamento General de Circulación, solo deben activarse cuando el vehículo supone un peligro real para otros usuarios: una avería, un accidente o una inmovilización en la calzada, especialmente en autopistas, autovías o lugares con visibilidad reducida. En esos casos, es obligatorio encenderlas para alertar al resto de conductores.
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¿Y qué pasa con los atascos?
Aquí está el error más común. Muchos conductores ponen los cuatro intermitentes al frenar ante una retención, pero la norma indica que no se pueden usar mientras el coche está en movimiento.
La forma correcta de avisar es pisar el freno varias veces para que se enciendan las luces de frenado. Solo cuando el vehículo esté completamente parado y pueda representar un riesgo, se permite activar los warnings. Hacerlo antes puede confundirse con una avería y provocar accidentes.
El uso indebido no es solo una cuestión de seguridad: también puede salir caro. La DGT sanciona con 100 euros por emplearlas para justificar paradas prohibidas, como aparcar en doble fila, y hasta 200 euros si se usan en retenciones mientras se circula. Encender los warnings no da derecho a detenerte donde quieras; de hecho, hacerlo puede agravar el riesgo en zonas de tráfico intenso.
La normativa evoluciona
A partir del 1 de enero de 2026, será obligatorio llevar la baliza V-16 conectada, que sustituirá a los triángulos y permitirá señalizar averías sin salir del coche. Este dispositivo, homologado por la DGT, emite luz visible en 360º y envía la ubicación del vehículo a la plataforma DGT 3.0.
En resumen: las luces de emergencia son, eso, para emergencias, no para excusas. Si se usa en otras situaciones, además de poner en riesgo a otros, podrías acabar con una multa que no esperabas.
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Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.
