A tenor de los últimos datos publicados en el Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE), el precio de la gasolina es el mejor de los últimos cuatro años. Llevado esto a la práctica, significa que llenar el depósito es más barato que en 2021.
Las cifras en las que se mueve la gasolina son las más bajas desde entonces y esta tendencia podría continuar. Al menos, eso es lo que invita a pensar el último movimiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+).
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Después de la subida de mayo y tras meses de incertidumbre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) ha dado luz verde a un nuevo aumento en la producción de petróleo el próximo junio.
Esto se ha traducido en una bajada del precio del crudo y, por lo tanto, en un significativo descenso en sus cifras internacionales: en una semana, el barril de Brent ha caído un 4,6% y el de WTI lo ha hecho en un 5,1%. Ambos acumulan, aproximadamente, un 20% de debilitamiento en lo que va de año.

Buenas noticias para los conductores
Esta reducción ya se está reflejando en los mercados mayoristas, lo que anticipa una etapa de menor presión sobre los costes energéticos. El conductor, por lo tanto, verá cómo repercute en el precio del combustible.
Eso sí, el efecto no será necesariamente inmediato ni proporcional. Así lo explica el Grupo Moure, que tiene empresas como Autonetoil o Petronet, entre otras: “Esto puede traducirse en una reducción del precio de los combustibles, pero la influencia de impuestos y políticas de distribución podría limitar el impacto positivo”.

Cuidado con el contexto
Se debe al ya conocido efecto cohete-pluma. Cuando sube el precio del barril Brent, el del combustible se incrementa rápidamente, como un cohete, y los conductores lo notan en pocos días. Y cuando baja, el coste del diésel y la gasolina lo hace lentamente: igual que una pluma. Algo que tarda más en hacerse efectivo.
Según las previsiones, este escenario de precios se mantendrá si se prolonga la actual desaceleración económica global y si continúan los efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Eso sí, hay que tener en cuenta que el contexto sigue siendo volátil: el incremento del bombeo se produce en un momento de demanda débil y elevada incertidumbre geopolítica, lo que podría provocar nuevas oscilaciones en los precios a corto plazo.
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