La mayor parte de los coches que circulan por España tiene más de diez años, y muchos de los vehículos están ya castigados por el tiempo. Abolladuras, rayones en la carrocería, matrículas dobladas… Pero el aspecto es importante, así que conviene seguir estos trucos para que el coche siempre parezca recién salido del concesionario.
El aspecto exterior es fundamental para dar una imagen impecable de nuestro vehículo. Aplicar cera al menos una vez cada seis meses ayudará a proteger mejor la pintura de insectos, del agua, del sol y sobre todo de los excrementos de paloma. Con estos últimos hay que actuar rápidamente, ya que responden como un ácido corrosivo sobre la pintura y cuanto más se solidifiquen, peor saldrán.
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Conviene mojarlos abundantemente para que se ablanden antes de retirarlos; de lo contrario es posible incluso arrancar hasta trozos de esmalte. Las toallitas húmedas de bebé son mágicas con estos problemas, pero primero hay que probarlas en un sitio disimulado, ya que algunas pueden resultar demasiado abrasivas con la pintura.
Cuidar la pintura de la carrocería
Retocar con rotulador o con un botecito de pintura del color del coche es una buena práctica. Suelen encontrarse en tiendas de recambios, tanto físicas como en internet. Basta con indicar la numeración de la pintura. Gracias a ellos se podrá quitar o disimular cualquier pequeño rayón que aparezca.
Eso sí, hay que tener cuidado con la forma de aplicarlo para no dejar grumos con la pintura o demasiadas marcas al pasar muchas veces el rotulador. También hay kits de reparación de arañazos que funcionan muy bien. Estos disuelven la pintura de alrededor de la raspadura permitiendo extenderla posteriormente sobre esta.
No se deben pasar trapos en seco, ya que pueden arañar la superficie aunque el fallo no se aprecie a simple vista. Lo mismo ocurre con papeles de periódico o de cocina, al usarlo en seco dejamos un cerco de suciedad.
Por otra parte, se debe lavar el coche como mínimo una vez cada dos semanas, aunque sería recomendable una vez a la semana, por lo menos el exterior. Esta recomendación no parece muy ecológica, pero podemos utilizar servicios de lavado que utilizan métodos de limpieza que respetan el medio ambiente.
Si lo hacemos a mano, conviene usar esponjas o trapos de algodón, huir de los estropajos (que rayarán la pintura) y utilizar productos comunes que hay en casa. Hay que evitar usar con frecuencia los túneles de lavado, ya que sus escobillas suelen rayar la pintura.
Cómo evitar (y arreglar) las abolladuras
Los protectores de plástico o goma no son una solución muy estética, pero evitan los arañazos y golpes producidos por otros coches al abrir sus puertas en los aparcamientos, y por consiguiente las que produzcamos nosotros con la misma operación. Para que no se vean demasiado es mejor buscar los que sean más pequeños; si puede ser, del color del coche o bien lo más transparentes posible. Y para proteger al máximo los retrovisores al estacionar (además de plegarlos siempre) no está de más colocar un pequeño reflectante que avise al resto de conductores.
Cuando el daño ya está hecho y un golpe fuerte ha causado una abolladura, el problema se puede solucionar con una ventosa o con agua hirviendo, tal y como se explica en este vídeo.
Así se cuidan los faros del coche
Es muy común que en una maniobra de aparcamiento se rompa algún piloto de plástico. En ocasiones solo es un pequeño trozo el que se parte, pero es recomendable arreglarlo cuanto antes: además de dar aspecto de descuido, podría entrar agua y estropear la luz. A no ser que se tenga mucha habilidad, conviene sustituir la pieza entera; no suelen ser muy caras y merece la pena el resultado.
Y si los protectores de las luces del coche comienzan a perder transparencia, se pueden usar trucos tan sencillos y caseros como devolverles la juventud con un poco de pasta de dientes.
En cuanto a las placas de matrícula, conviene llevarlas impolutas, rectas y bien legibles. Los golpes de aparcamiento suelen doblar las placas metálicas, por lo que es una buena opción sustituirlas por unas de plástico, o bien añadirles un marco rígido para darles consistencia. Circular con la matrícula doblada, mal iluminada o ilegible está considerado falta grave y supone hasta 200 euros de multa.
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